Prejuiciosa

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Capítulo 4:

Pierre

Lo admito, es guapa, la estudiante que va a hacer el trabajo es guapa, demasiado diría yo. Tienes unos grandes y bonitos ojos marrones, sonrisa perfecta y brillante, labios gruesos y marcados, pestañas negras y largas, sin necesidad de ningún tipo de maquillaje para dar la impresión de algo que no es. Su hermosa y larga cabellera negra con ondulaciones cae sobre su voluptuoso pecho, madre mía, eso si que son un par de tetas y no las de Summer James. Cintura de avispa, caderas prominentes, jodidamente esta mujer está demasiado buena, y yo ya me muero de ganas de que sea ese estilo de mujer morbosa que se acuesta con un actor porno para averiguar si realmente follan tan bien como dicen.

Pero enseguida descubro que no es de esa clase de mujeres, entre otras cosas porque su incomodidad se hace presente cada vez que hace una pregunta sobre lo que hago.

— ¿Entonces no tienes miedo de contraer ninguna enfermedad? — pregunta con cara de sorpresa.

— No, aunque no lo parezca se toman muchas medidas en torno a esto, así que no.

— Aún así existe la posibilidad, es más, me acuerdo que hace muchos años salió un caso de un actor porno que contrajo sida y contagió a muchas de sus compañeras.

Ruedo los ojos.

— Eso fue hace mucho, ahora se toman medidas, créeme, soy el primero que me preocupo por mi salud.

— Claro...— dice de modo sarcástico mientras escribe algo en esa ridícula libreta de estampados extraños.

Realmente puede estar buenísima, pero su actitud tan correcta y prepotente me desquicia, además, a quién pretendo engañar, esta tía estará de infarto pero parece que tiene la mentalidad de una adolescente, y a mi ese rollo no me mola, prefiero a mujeres, con todas las letras.

— ¿Piensas que por ser actor porno me importa una mierda mi salud? Pues no, no es así, y te voy a dar un consejo, si realmente quieres hacer el trabajo sobre esto te recomiendo que dejes tu estúpida mentalidad prejuiciosa a un lado y seas profesional.

Sus ojos se abren de par en par y un leve sonrojo se hace presente en sus mejillas. Comienza a mirar a todos lados nerviosa y termina por cerrar su libreta y guardarla en su bolso.

Empieza a recoger sus cosas y yo me siento confuso. Me he pegado el trayecto de mi vida para venir a la jodida universidad para que ahora esta mujer actúe de esta forma tan desquiciante.

La agarro del brazo y la miro molesto.

— ¿Te vas a ir?

Ella niega con la cabeza y comienza a morder su labio.

— Lo siento, es que no quería sonar como soné, y creo que tu no estás cómodo haciendo esto conmigo ni yo contigo, tienes razón en lo que has dicho, debería de ser profesional, pero es que entiéndeme, estoy haciendo una temática de trabajo que ni si quiera escogí, mi profesor medio me manipuló para hacer esto, así que tampoco es fácil para mi.

— Entiendo, pero...¿Tan difícil es ser más objetiva?

Ella me mira a los ojos y por un momento mis pensamientos lujuriosos del principio se vuelven a hacer presentes. Tiene una mirada que definitivamente enloquece.

— Me encantaría ser objetiva, pero es que trabajas para una industria que rompe con todo lo que yo defiendo en estos momentos, quizás mi yo del pasado actuaría como si nada, pero la actual no.

Comienzo a reírme y ella se suelta de mi agarre para mirarme mal.

— ¿Tu yo del pasado? ¿Pero por qué hablas así?

Rompiendo tus códigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora