Culpa

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Capítulo 14

Michael

Termino de dejar todo mi semen sobre los grandes pechos de mi compañera mientras que esta se los frota y hace una serie de gemidos mostrando que siente placer por lo que acabo de hacer.

—¡CORTEN! — dice Steve mientras se acerca hasta nosotros con una toalla para entregársela a mi compañera— maravilloso, ha sido maravilloso chicos, podemos decir que la película está finalizada, muy buen trabajo, sobre todo tu Michael, has estado magnífico.

—Gracias Steve— digo mientras aprieto su mano.

Le doy un pequeño apretón en el hombro a mi compañera y cojo uno de los batines que me tiende el asistente y comienzo a caminar hacia los vestuarios para darme una larga ducha.

Cuando llego hasta la puerta del vestuario una de las asistentes me intercede en el camino.

—Pierre, no ha dejado de sonar tu móvil durante la grabación, parecía importante— dice ella mientras me tiende mi teléfono.

—Muchas gracias.

Cojo mi móvil y me meto en los vestuarios. Desbloqueo la pantalla y veo las numerosas llamadas que proceden de casa y me alarmo. Llevo semanas sin pasarme por allí, la última vez que lo hice mi madre me echó en cara el haberle ocultado mi verdadera profesión y eso terminó por desencadenar en una serie de palabras que terminaron por herirme.

Voy a contactos y pulso el que tiene el nombre de Casa Mamá y espero paciente a que alguien me responda.

— ¿Hola? — reconozco la voz de mi hermana pequeña a distancia, Bianca es inconfundible.

—Hola pequeña, soy Michael, ¿qué ocurre?

—Michael— dice casi llorando y no puedo evitar preocuparme— mami empezó a encontrarse muy mal y de repente se cayó al suelo, no abría los ojos y fuimos a pedir ayuda a uno de los vecinos, no nos dejaron ir con ellos, se la llevaron en una ambulancia.

De repente mi vista se nubla, y sin dudarlo comienzo a vestirme de forma apresurada mientras hablo con mi hermana.

—Está bien Bianca, tranquila iré a ver a mamá dile a Rose que cuide de ti, luego pasaré a veros.

—Te quiero Michael

—Yo también te quiero.

Cuelgo el móvil y termino de vestirme. Ni si quiera me ducho y no pienso en ello, tan sólo pienso en llegar lo más pronto posible al hospital.

—Hola, buenas tardes soy el hijo de una paciente que entró hoy por urgencias, Jane Augier— digo nervioso a la recepcionista del hospital.

—Está en observación, por este pasillo a mano derecha

—Gracias

Corro por el pasillo hasta llegar a una pequeña sala de espera en la que reconozco a uno de los vecinos de mi madre el cual no duda en acercarse a mi y explicarme la situación.

Un infarto, mi madre ha sufrido un infarto, el vecino no me dice nada más, tan sólo que eso es lo único que sabe porque los médicos no podían rebelarle más información, por no ser ni familiar ni pareja.

—No entiendo como pudo pasar esto, ella siempre estuvo muy bien de salud...

—Te seré sincero Michael, ya sabes lo bien que se lleva mi mujer con tu madre, ella me dijo que tu madre llevaba muchos días mostrándose muy nerviosa e intranquila, yo incluso noté las enormes ojeras que tenía, parecía que llevaba mucho sin dormir bien.

Rompiendo tus códigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora