Algo más sobre mí

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Capítulo 20

Elisabeth

—¿Y este qué tal? — dice Lydia mientras se pasea por la habitación de mi residencia en un vestido blanco.

— Veamos, seamos claras y concisas, ¿qué buscas conseguir esta noche en tu cita?

Lydia me sonríe pícaramente y comienza a jugar con un mechón de su cabello.

— Sexo, mucho sexo.

— Entonces el negro— mi amiga asiente de acuerdo conmigo y comienza a quitarse el vestido blanco.

Admiro la confianza que tiene Lydia consigo misma, nunca se sintió cohibida a la hora de mostrar su cuerpo a alguien, es más, creo que es de las míticas personas que siempre que se le presenta la oportunidad comienza a desnudarse.

— ¿Qué tal con Pierre? — dice Lydia mientras comienza a enfudarse en su vestido negro de lo más sexy.

— Bien..., quedamos hace unos días y me reveló algo muy especial para él— Lydia me mira esperando a que continúe— el restaurante que hizo que se enamorase de la cocina. Creo que va a comprarlo y volverlo a abrir.

Lydia me sonríe y se acerca a mí.

— ¿Eso significa que deja el porno?

—En ningún momento me lo dijo, quizás pretende dedicarse a ambas cosas— digo mientras rasco mi cabeza de forma pensativa.

— Imposible amiga, ¿tú sabes lo que lleva montar un restaurante? Son demasiadas horas, no tendría tiempo para todo.

— Entonces....

— Entonces o deja el porno, o te ha mentido y al final no montará ningún restaurante, de todas formas, si quieres salir de dudas, llámalo y queda con él, total hace unos cuantos días que no lo has visto.

Es cierto. Después de que Michael me mostrase ese lugar especial no volvimos a quedar, porque mi querido profesor me adelantó la entrega del trabajo y me pidió que añadiese unas cuántas cosas más, así que durante estos días me he convertido en una hermitaña que no salía de su habitación a no ser que sintiera hambre.

Pero Michael y yo nos hemos mantenido en contacto, incluso él me ha enviado unas cuantas fotos picantes que... Ay dios, cada vez que lo pienso siento un calor abrasante llegando a mi cuerpo.

Es por eso que a veces desearía tener esa poca vergüenza y locura que tiene Lydia, su facilidad para mostrar su cuerpo, su picardía, todo. Creo que por eso muchos hombres y mujeres se fijan en ella, como para no fijarse, Lydia es una tremenda protagonista cuando entra en cualquier lugar, siempre es el foco de todas las miradas.

— ¿Beth? — pregunta Lydia mientras deja de aplicarse el rimmel en las pestañas.

— Si, perdona, estaba pensando en todo— carraspeo— tienes razón, debería de llamarle, invitarlo aquí, y hacer algo que suela hacer yo, el otro día me enseñó algo muy importante para el, un poco más de su personalidad así que haré lo mismo, el trabajo puede esperar por una tarde.

Lydia me sonríe y se acerca a mi para darme un trabajo.

— Así me gusta, que te liberes un poco, eres demasiado responsable Beth, y eso acabará siendo malo para tu salud— dice señalándome con el botecito de rimmel.

— ¿Por qué debería de ser malo para mi salud?

— Pues porque hace que no tengas sexo, y oh dios mío, eso es malísimo para la salud.

Rompiendo tus códigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora