23/12/2018, el dia tan anhelado poe Frida Valderrama, sus dulces 17 años llegan a ella despues de tanta espera pero sin la persona mas importante para ella... Su hermano.
Unos suaves toques se escuchan en su puerta y ella sumida en la melancolía accede al paso, la puerta se abre y un enorme ramo de rosas rojas y rosadas aparecen frente a ella, mas detras una pastel de chocolate y la voces aterciopelada de Elizabeth cantando cumpleaños feliz acompañada de sus amigos.
- ¡Feliz cumpleaños hermosa!.- Se acerco corriendo la castaña a sus pies y deposito suaves besos en su mejilla con amor.- Sera un dia increíble.
Frida sonrió y recibió las felicitaciones y los abrazos de las personas que les rodeaban hasta que le dieron espacio para que se duchara y se arreglara para el desayuno pero antes de hacerlo revisó su Iphone y con lagrimas en los ojos se dio cuenta de que su hermano no habia mostrado señales de vida desde que ella se habia ido de casa.
Se metió a duchar y como helaba decidió vestirse con unos jeans oscuros, unas botas a juego y un suéter rosa palo, recogió su larga melena negra en una cola y salio de su habitación.
Elizabeth observaba fijamente como su casa se había llenado de gente que ella de poco con mucho aprendio a querer en seguida.
Renata era la luz de sus ojos, la hermana que el tiempo y la vida decidio convertir en su hija.
Samantha e Ethan esos hermanos que ella tanto necesito cuando la vida la dejo sola y mas tarde le arrebató al ser que se habia robado su corazon y decidio llevarselo a la tumba... Lucas Hampton, su prometido.
La vida con ella habia sido injusta, le arrebató a sus padres cuando Renata solo contaba con un año y ella apenas contaba con ocho años y luego dieciséis años despues ahi estaba sola una vez más.
El desayuno era ruidoso hasta que una de las dependientas de la casa se acerco a Elizabeth y le susurró algo al oído.
- Con permiso.- Dijo poniendose de pie con su perfecto cuerpo y su cabello recogido en una cola.- Regreso en unos minutos.
Caminó a toda velocidad al salon y se encontro con una espalda ancha, un trasero de infarto y unos segundos despues los ojos azules mas sexys que ella haya podido ver.
- Buenos dias Elizabeth.- Su voz, tan sensual y ronca.
- Buenos dias Rodrigo.- Un asomo de sonrisa apareció en el rostro de ese chico al constatar la belleza que estaba frente a él, sin dudas un ligue digno del gran abogado Rodrigo Valderrama.- Pensé que llegarías mas tarde.
Rodrigo acomodo su chaqueta y nego con la cabeza.
- Creo que no pude soportarlo.- Entro sus manos en los bolsillos de sus pantalones.- ¿Estas segura de esto?
Elizabeth sonrió y se acomodó su cabello.
- Te creí mas arriesgado Valderrama.- Bromeo y se fijo por primera vez en el equipaje a un costado de Rodrigo.- Tere por favor lleva el equipaje del señor a una de las recámaras vacías y pongan otro lugar en la mesa.
- Enseguida niña Elizabeth.- Respondió la india con rapidez.
- Bien.- Continuó la castaña viendo a Rodrigo.- Sígueme, es hora de la guerra.
Elizabeth giró sobre su eje y empezó a caminar el dirección al comedor dejando una muy buena vista de su trasero enfundado en esos joggers negros y el abdomen mas plano que el haya visto en ese top púrpura.... Elizabeth se ejercitaba recordó mientras caminaban por la increible estructura.
- Buenos dias.- Saludó y todos quedaron en silencio por la sorpresa.- No creerias que me perderia el cumpleaños de mi hermana.
Frida sin poderlo creer sonrió y se levantó a toda velocidad a abrazarlo.
- ¿Que haces aquí?.- Preguntó la chiquilla colgada de su cuello.- No lo entiendo.
Elizabeth le guiñó un ojo a Rodrigo y sonrió.
- Digamos que Elizabeth Van Allen es una maga.
Todos estallaron en una carcajada y luego de unos saludos, las disculpas, las promesas de una vida diferente y unos cuantos apapachos continuaron animadamente con el desayuno, el brillo en los ojos de Frida y la sonrisa de Rodrigo eran prueba de que esos hermanos no podrían vivir el uno sin el otro.
El semblante relajado de Rodrigo era una faceta que Elizabeth no habia tenido la oportunidad de ver, de hecho, podria decirse que hasta tenia sentido del humor, vestia unos jeans oscuros, camiseta blanca y chaqueta negra, ademas de unas converses combinada con el cabello desgreñado que le daban esa aura juvenil y fresca como el invierno.
- ¿Que tenemos planeado para hoy?.- Preguntó Renata una vez terminaron de desayunar.- Es el cumpleaños de Frida y su primera vez aquí.
- Podemos ir a Monte Alto, al Mirador de la peña y comer fuera.- Propuso Elizabeth y todos estuvieron de acuerdo.- Suban a arreglarse, acompaña a Rodrigo a una de las habitaciones vacias y no olviden abrigos.
Y como si de un ejercito se tratara todos acataron las ordenes y una hora después estaban partiendo de " Altamira" a una de las reservas ecológicas mas hermosas de México.
El clima helado, las sonrisas, los buenos momentos y sobre todo la presencia de personas de calidad eran algo que no tenia cabida para desperdicios.
Rodrigo y Elizabeth de vez en cuando cruzaban miradas, alguna que otra palabra y sin dudas el magnetismo era notable para todos.
Rodrigo era alto, fuerte, de pelo negro y ojos azules expresivos y muy atrayentes, sin lugar a dudas las fachadas siempre de los siempres engañaba, Frida era mas que consciente de lo cariñoso que su hermano podría llegar a ser aunque desde que por causas externas decidió separarse de Kathya todo había cambiado.
Elizabeth por su parte no distaba mucho en apariencia física con Rodrigo, cabello castaño claro un poco debajo del busto, rasgos finos, delicados, ojos azules como el océano, tan transparentes como su alma, de sonrisa brillante y carácter de mierda.
Los días pasaban como el caudal de los ríos, sin detenerse, de la mejor manera y llena de alegrías. Frida y Rodrigo cada vez estaban mas unidos mientras que Elizabeth y el aprendían a ver una cara diferente de ambos.
Ambos chicos asumieron responsabilidades que no les correspondían muy temprano, cuidar de dos niñas necesitadas de amor, estudiar, trabajar y formar una vida, no era algo que a todos les pasaran.
A lo largo de sus vidas habían aprendido a desprenderse de cosas que les importaban por el bien de alguien, a uno quizá la vida se lo había arrebatado, el hecho que a ambos les unía era el miedo a enamorarse y ser lastimado una vez más.
Elizabeth estaba atrapada en un sentimiento muerto, la pérdida de su corazón, mientras que Rodrigo estaba huyendo de esa sensación de dependencia.
Ella estaba atrapada y el no queria dejarse atrapar.
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A merced del amor
RomanceElizabeth estaba atrapada, Rodrigo no quería dejarse atrapar; Aunque ellos ya se habian atrapado. Todo marchaba en perfectas condiciones hasta que por obra de la vida los jovenes migrantes mas influyentes de todo New York se encontraron, ambos marca...