Capitulo 27

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Todos sin excepción alguna tenemos cierta vez un mal día o en su defecto, un dia increíblemente bueno que parece sub real.

Los tacones de Elizabeth hacian eco una nueva vez despues de dos años en los pasillos del Centro Psiquiátrico de Manhattan, las paredes del mismo color, los pisos blancos y el mismo olor a antiséptico reinaba en el lugar, mientras ella caminaba enfundada en un vestido negro ajustado cayendo un poco mas abajo de las rodillas, la misma sonrisa de siempre con la misma paz interior.

Elizabeth Van Allen proyectaba la misma imagen de hacia dos años atras, es como si no hubiera llorado a cántaros, no la hubiera hecho polvo y no tuviera una hija.

- Buenos dias Anna.- Saludo ella a la chica rubia que siempre habia estado a su servicio.- ¿Me extrañaste?

- ¡Dra. Van Allen!.- Anna salto de su asiento y corrio a saludarla.- Elizabeth es genial que estes aquí, ya te extrañaba, este hospital es un caos sin ti.

Elizabeth dejo salir unas carcajadas y abrazo a Anna.

- Espero que estes lista para que empecemos el lunes nuevamente con los servicios.- Dijo ella a su secretaria.- Estoy ansiosa por ver a mis niños.

- Claro, ya me ocupo de todos los traspasos y en la proxima semana estamos listos.- Respondio Anna haciendo unas anotaciones en su tableta.

- Ahora pasaré por la oficina del Dr. Hayes.- Avisó Elizabeth y se despidió para seguir caminando hacia la direccion.- Buenos dias Dr. Hayes.

Se quedó ahí hablando sobre sus avances en España y el hecho de que estaba de vuelta, la autorización para volver a su trabajo y luego de amarrar todo lo referente a su oficina caminó  hasta el consultorio de Samantha.

- Buenos dinas Lena.- Saludo a la secretaria de su amiga.- ¿Esta Sam ocupada?

- Buenos dias Dra. Van Allen, es un placer tenerla de regreso.- Saludo la morena poniendose de pie.- No, puede pasar la Dra. Asher está libre.

- Gracias Lena.- Elizabeth sonrió a la mujer y entro en el consultorio de su amiga.- ¿Que haces Sam?

Samantha pego un brinco en la silla y se llevó la mano al pecho.

- ¡Beth, no hagas eso!.- Se quejó la pelinegra mientras Elizabeth solo reía.- Sientate, no tuve oportunidad de preguntarte como te sentiste en el fin de semana.

- Te refieres a Rodrigo no?.- Samantha asintió y ella nego con la cabeza.- La verdad? Solo pensé en Eva, me encantaría que creciera con un padre pero Rodrigo no se merece una niña como ella.

- Concuerdo contigo Beth pero recuerda que tambien existen las segundas oportunidades.- Dijo Samantha enjaulando las manos de su amiga entre las suyas.

- Tal vez.- Dijo Elizabeth cuando unos suaves toques se escucharon en la puerta.- ¡Pase!

La puerta se abrió dejando ver a un Alonso Acevedo muy sonriente en ella.

- Buenos dias bellas damas.- Saludó caminando por el interior, beso a su esposa y luego a Elizabeth.- Lista querida?

- Claro que si cariño.- Respondio Samantha poniendose de pie.- Beth te dejo, tenemos que ir al ginecólogo.

A merced del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora