Capítulo 34

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Rodrigo

Me despierto temprano, hoy es viernes pero no un viernes cualquiera... Es el primer viernes que mi hija esta en mi casa, es la primera mañana en la que puedo verla antes que al sol porque si, me dormí junto a ella luego de que Elizabeth la alimentara.

Estoy actuando como un psicópata,  tengo fotos robadas de ellas por toda la casa y ahora me apena que Elizabeth las vea, ¿Que estará pensando de mi? Juro por lo que mas quiero que pensara que todo esto es un plan pero ni en mis mas locos sueños hubiera imaginado que ella estaría dormida en mi cama y mi hija conmigo en la recámara de Eva.

- Bueno princesa.- Digo tomandola en brazos para dejarla en su cuna.- Mamá necesita dormir y papá debe hacer la comida, ¿Te portas bien?

La sinvergüenza se rie y dejo un beso en su frente antes de salir, paso por mi habitación y encuentro a Elizabeth aun dormida, parece un ángel y mis dedos pican por tocarla pero siento que ya me he pasado bastante y en su lugar solo paso por un pantalón de chandal negro y un suéter del mismo color, me meto al baño y dejo que el agua caliente haga su magia.

Salgo unos minutos después y la encuentro despierta.

- Buenos dias bonita.- Se me salio, lo admito, pero esta tan guapa.

- Buenos dias.- Dice y veo como se sonroja.- Yo... necesito un baño.

Mierda si... ¿Que se supone que debo hacer?

- Bueno, puedo ayudarte, si quieres.- Me atrevo a decir y me quedo esperando una respuesta grosera que nunca llega.

- Ni modo que lo haga sola.- Ironiza y noto como pone los ojos en blanco con una sonrisita en el rostro.- Ademas, Eva no se creó conversando ya has visto mucho Rodrigo.

¿Esta mujer me quiere volver loco o que diablos?

Sin mas la tomo cuidadosamente en brazos y la llevo hasta el baño, sus orbes azules me hipnotizan y su olor inunda mis fosas nasales hasta instalarse en mis huesos, esto lo extrañe por tanto tiempo.

Entro en el baño y la dejo en la tapa del retrete, esto sin dudas sera muy incómodo.

- Este... debo quitarte eso.- Señalo su ropa y noto como ese rubor que tanto adoro aparece en sus mejillas al tiempo que asiente.

Sin mas y con sumo cuidado empiezo a desvestirla sin darme tiempo a verla pues ya de por si es muy incómodo, la levanto y la siento en la bañeña, el aire se hace pesado, la atmósfera pesa en mis hombros y se que en los suyos también.

¡Mierda!, ella deberia estar debajo de mi en este momento.

No, no, no,¡No Rodrigo, no vayas por ahí!

Siento como mi amigo juguetón se esta despertando mientras con todo el cuidado empiezo a lavarla sin mojar la férula, nuestras miradas se encuentran y debo apartarla porque hare una locura.

Ella esta tensa, lo noto en sus músculos, pero ahora no es tiempo de arruinar el poco avance que tengo, por lo que me apresuro para limpiarla y luego vestirla, pensando en que nuestra hija, si, nuestra, esta a una paso esperando que vaya por ella.

- Gracias.- Musita mi bonita cuando la dejo en el sofá del salón.- ¿Eva?

Inevitablemente una sonrisa se apodera de mi rostro cuando la menciona, ¡Dios, esta deberia ser mi familia!.

A merced del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora