15

127 13 5
                                    

Me había despertado hace poco más de media hora y seguía sin levantarme de la cama, pero es que no podía...ni quería. Estar entre los brazos de Norman me hacía sentir la persona más segura, y su respiración en mi cuello, más calmada. Seguíamos en una posición parecida como con la que habíamos dormido anoche y era lo mejor de todo. Siempre soñé e imaginé cómo sería este momento pero no creí que ocurriría, ni en mis mejores sueños. 

Pero ocurrió y no me arrepiento de nada...o tal vez un poco. 

¡Pero no por Norman! Si no más bien por Robert. Legalmente sigo casada a él, sigue siendo el padre de mi hijo y por más que mis sospechas de su infidelidad no sean confirmadas, no puedo evitar cargar con este peso en mi conciencia. Sé que lo arreglaré apenas él regrese de su viaje pero mientras tanto, la culpa sigue aquí, y más presente que nunca.

No había mejor forma de ser sacada de tus pensamientos, que con unos besos. Así fue como sentí los suaves y delicados labios de Norman sobre mi hombro desnudo, se había despertado y quería hacermelo saber. 

- Buenos días Lori.- Saludó con su voz extremadamente ronca, y si ya de por si la tenía ronca y sexy...ahora era mucho más. Como música para mis oídos. 

-¡Eres todo un dormilón! Será mejor que nos levantemos, la hora del desayuno ya paso hace milenios.- Le avisé mientras trataba de adueñarme completamente de la sábana para taparme. Sin embargo mi misión se vió interrumpida en el momento que Norman me atrajó más a él, y aún de espaldas hacía él, deslizó la fina tela hasta la parte baja de mi espalda.

- A mi como que se me antoja otra cosa para almorzar.- Susurró seductor en mi oído, logrando que me dejáse llevar.

 Ahora tenía unos gruesos pero suaves dedos recorriendo mi columna y era demasiado bueno. Pero como todo lo bueno tenía un fin, esto no se podía quedar atrás.

- ¿Qué te pasó aquí? Ahora está con un tono amarillento pero definitivamente tuvo que haber sido un gran golpe.- Preguntó preocupado, pasando sus dedos delicadamente sobre el lugar.

Traté en lo posible de no sonar nerviosa ni que se me notara la mentira, aún no me sentía preparada para contárselo a él, y gracias a Dios me creyó. - Hay que comer y arreglarnos, nuestros hijos no van a tardar en llegar.- Le dije palmeándole el brazo.

-¿En serio te vas a llevar toda la sábana?- Preguntó riendo al ver como volvía a adueñarme de la sábana como hace un rato. 

- Sí, y ahí tienes las almohadas para taparte.- Reí mientras caminaba al baño para tomar una ducha.

- ¡Me las pagarás Lorraine!-

Ya en el baño, dejé la sábana en el cesto de ropa sucia y me adentré en la ducha. No sé en que momento ocurrió pero ya tenía un fuerte torso pegado a mi espalda, al mismo tiempo en el que sentí como algo se adentraba en mi.

- Te dije que me las pagarías.- Susurró en mi oído, embestiada tras embestiada.

(***)

Luego de aquella ronda, finalmente bajámos a comer algo y al poco tiempo llegaron Janis y Louis, habían acampado el fin de semana con otro grupo de amigos. Al parecer la habían pasado muy bien, puesto que no dejában de contarnos muchas anécdotas suyas pero que Norman y yo escuchábamos a gusto.

- Oye pa, ¿y qué hacías aquí?- Preguntó Janis repentinamente.

- Ah, ehh... Lori y yo pensámos que era una buena idea esperarlos a ustedes dos aquí.- Respondió nervioso, cosa que hizo que yo me pusiera igual de nerviosa. Janis había asentido no muy convencida y en el rostro de Louis se había dibujado una pequeña sonrisa.

- Muchas gracias por todo Lorraine pero es hora de que mi hija y yo nos retiremos.- Dijo Norman, parándose de su asiento al igual que su hija.

- Janis, acompáñame a ver el libro que me prestaste para devolvertelo, está en mi habitación.- Sugirió Louis tomándo el brazo de Janis.

- No me quiero ir pero la tentación de hacer esto...- Me besó.- es muy grande y no lo puedo hacer frente a ellos...no todavía.- Suspiró triste.

- No te preocupes Normy, siempre encontraremos la manera y prometo que pronto lo podremos hacer sin escondernos de nadie.- Dije tratándo de animarlo.

- Claro...tu esposo. ¿Qué dirá Louis?- Preguntó preocupado.

- Por él ni te preocupes, sé que lo tomará bien pero...¿qué dirá Janis?-

- Eso aún no lo sé, pero lo averiguaré por nosotros.- Depositó un beso fugaz ya que escuchaba a los niños bajar por la escalera.


Nuestro Reencuentro de Amor// Norman ReedusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora