6. El secreto de Jordan.

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ADELA

Jueves 14, Enero 2016

Mentiría si dijera que fue mi decisión venir al estudio hoy, con lo lindo que estaba la mañana para pasarla en cama y calentita.

Mi pelo no está en su mejor momentos y siento mi piel fría, como si estuviera a punto de quebrarse. Este clima me terminará enfermando o bien rompiendo mi piel.

—Pero miren quien decidió darse una vuelta por el estudio.

—Aaron, sabes que no pudo vivir tanto tiempo sin ti. —Abro mis brazos para abrazarlo. Sus ojos se dirige hacia la puerta de la oficina de Jordan, los gritos son altos aunque no podemos distinguir lo que dicen, no como hace unos momentos.

Oigo como una pelota de tenis rebota contra una de las paredes, veo a Miles tirado en su silla con sus pies arriba de la silla de Aaron. Sus manos tiran, atrapan la pelota repetitivamente; su atención está en otro lado y su postura es tensa, recta.

—Veo que Jordan y Celine no son los únicos en tener un mal día.

—Por lo menos no nos está gritando —murmura Aaron frotándome uno de los brazos, su otra mano toca mi frente—. ¿Te sientes bien?

—Sí, un poco cansada y resfriada. En un par de días estaré bien.

—Yo podría hacerlos gritar —dice Miles con sus ojos fijos en la pared, una sonrisa se extiende por sus labios—. De placer, ya saben.

— Emily no estará feliz al saber que le estás robando su novio —contesta Brisa mientras lee una revista, Aaron se aclara la garganta—. ¿Dije algo malo?

—No, solo que ya no seré su novio —responde Aaron con una caja entre sus manos—. Lo compre hoy y no sé qué hacer con él.

—Bueno, eso ya te tendría que dar una pista sobre si debes hacer lo que se supone que debes hacer. No sé si eso tiene sentido, aunque ves mi punto ¿no? —Miles se levanta y lo palmea en el hombro.

— ¿Felicitaciones? —Digo sin dejar de mirar la pequeña cajita, lo abrazo—. ¿Estás seguro?

—Creo que él acaba de darnos a entender que no sabe si está seguro. —Aylen sale del baño y me saluda—. Emily dirá que sí.

— ¿Eso crees?

—Lo sé, Aaron. Ella te ama, la pregunta es ¿tú la amas?

—Claro que sí.

— ¿Por qué dudas?

—No estoy dudando, Aylen, la amo. Es a ella a quien imagino en mi futuro, sea cual sea.

—Okey, Aaron. Nadie te está atacando, —Miles lo sujeta de los hombros y hace que lo mire—. ¿Quieres darle ese anillo a Emily y preguntarle si quiere pasar el resto de su vida a tu lado?

—Sí.

—Entonces quita esa cara de miedo y dame un abrazo, hombre. ¡Te vas a casar!

Miles lo abraza con fuerza, transmitiéndole confianza y seguridad; le sigue Brisa que le dice algo al oído que lo hace sonreír. Yo le doy un beso en ambas mejillas con otro gran abrazo incluido y Aylen le da un simple beso, luego vuelve a su asiento.

—Cambiando de tema radicalmente, ya decidí que ponerme para el concierto. —Brisa me pasa su celular—. Pensaba llevar algo así.

La foto que me muestra es de ella usando unos pantalones blancos ajustados, algo rotos en la rodilla y unos tacos color rojo. Arriba tiene un top strapless rojo, combinado con un blazer rosa claro.

—Un poco mucho, más por los tacos.

—Le dije exactamente lo mismo, se acabara matando usando esas armas homicidas —dice Miles observando la imagen conmigo—. El top te queda divino, te recomiendo ponerte unas sandalias por lo menos. Un buen show se debe disfrutar con un cómodo calzado.

—No sabía que te habías convertido en un experto en ropa.

—Oh, pero lo soy. Más cuando hay que sacarla... —Lo golpe suavemente en el hombro—. Tengo dos hermanas mayores y una menor, he tenido más salidas de compras que cualquier hombre del mundo.

— ¿Les parece demasiado este vestido o muestra demasiado?

—Wow, no creo que te haya visto usando eso jamás, Aylen. —Miles toma el celular que le muestra y silba—. Demonios, te ves caliente.

—Amo como te queda, deberías usar cosas así más seguido —digo devolviéndole el celular a Brisa.

La puerta de la oficina de Jordan se abre, la voz de Celine se escucha alta y clara.

— ¡Jordan! ¡Eso era lo único que tenías que hacer!

—Si te vas, sabes lo que significa. Prometimos...

—Y tú prometiste no mentirme, Jordan. Creo que puedo darme el lujo de no cumplir mi promesa.

Cuando veo a Celine, su cuerpo tiembla y lágrimas cubren sus mejillas. Me acerco a ella dejando a todos atrás, la atraigo hacia mí con mis ojos clavados en Jordan, quien se mantiene a una distancia prudente.

Me susurra que quiere irse y no soy quien para impedírselo, le doy mi saco aun cuando no llevo mucho abrigo encima.

— ¿Me avisas si necesitas cualquier cosa?

—Sí, Aaron, gracias —respondo mirando a Celine, quien está apoyada en una de las paredes del pasillo principal—. No debería decir esto pero... Jordan se ve destruido.

—Lo sé, mantendremos un ojo sobre él, no te preocupes. Ambos parecen estar pasando un momento en el infierno y tú necesitas estar con ella, así que quítate a Jordan de la mente, déjame a mí lidiar con ello.

***

Agarro las tazas de café de mi mesada y me dirijo a mi sillón, donde una muy enfadada Celine se encuentra hablando con mi hermano mellizo Axel.

— ¿Por qué me lo oculto?

—No lo sé, Cel —murmura mi hermano abrazándola—; a veces los hombres somos algo lentos para las cosas.

— ¿Algo? —Levanto mis cejas mientras me siento al otro lado de mi amiga—. Muy lentos.

—No me dijo que tiene un hijo, que estuvo casado. No el color favorito.

—Piensa que pudo haberte engañado —dice Axel alzando sus hombros—, eso no es divertido.

—Una mentira es una mentira. Ese niño que me oculto es un hijo y yo... yo no estaba jugando con él, no quería ser una cosa de una noche —contesta ella echándose para atrás en el respaldo—. No lo habría rechazado. Jamás.

— ¿Quieres oír mi opinión o solo vamos a hablar mal de Jordan?

Celine me mira y asiente hacia mí, toma su café de la mesa mientras que Axel me sonríe en aliento.

—A veces las personas, no solo los hombres, somos algo lentos o muy lentos para las cosas en las cuales el corazón está envuelto. Porque a todos nos da miedo ser lastimados. En el caso de Jordan creo que él tenía miedo de que si él se abría completamente y te presentaba a su hijo, y luego cortaban, su hijo era el que iba a sufrir más.

— ¿Piensas que es justificado lo que hizo?

—No, pienso que debes ponerte un momento en sus zapatos —respondo tomando sus manos y guiñándole un ojo—, yo hubiera reaccionado del mismo modo que tú. No lo dudes.

—Mi consejo como hombre es que deben darse un tiempo para pensar. Él debe pensar en lo que hizo y que va a hacer para recompensarlo, tú porque debes pensar en si puedes perdonarlo o no. Nadie te puede juzgar por ello.

—Mi hermano es todo un filósofo del amor.

—Y así me va —dice Axel bufando fuertemente—; jodidamente bien.

Su mueca hace que Celine pierda toda la seriedad y se ría fuertemente. Yo la abrazo de costado y le gesticulo un gracias a mi hermano, quien me asiente con la cabeza.

A veces tener hermanos es una cosa buena.

Latidos en una Canción (Saga Radio Calavera #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora