24. Con equipaje.

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ADELA

Lunes 22, Febrero 2016.

¿Se acuerdan de que le había prometido a Leo que iba a devolverle la sorpresa? Bueno hoy es ese día.

Mi pie izquierdo no puede parar de moverse por los nervios que recorren mi cuerpo. Estoy en el aeropuerto de Nueva York esperando que anuncien la llegada del vuelo de Leo. Si bien aún tiene que terminar algunos arreglos del tour de fin de año, ha terminado con su gira por Europa occidental ya que tenía pocos conciertos por ahí. Ya a fin de año harán la gira mundial empezando por Latinoamérica. Los últimos detalles de ello, Leo ha decidido dejarlo en manos de Simon, su manager, y venir de inmediato. Como si yo fuera a oponerme.

Sé que los chicos no lo acompañan esta vez, ellos vendrán en unos días supongo. Escucho la voz de una mujer indicar el número de puerta por la que él ingresara y me paro de un salto. Camino hacia ella y me apoyo en uno de las columnas, quedando justo al frente de la puerta.

Debo admitir que después de lo que paso con Jayden nunca hice o tome decisiones en base a impulsos, porque pensaba que debería siempre ser precavida y no "matarme por accidente". No digo que toda la culpa la tiene Jayden ni el abandono. No hablar del trauma que conlleva tener un aborto acarreó que sea más cuidadosa y temerosa. Con el tiempo, fui a una psicóloga al darme cuenta que no podía realmente vivir así; y si bien me hizo salir adelante, no volví a ser la misma. No caí en depresión. Pero no es mentira que me convertí en una persona más cerrada.

También tuve algunos ataques de pánico que los fui tratando. Era el modo que yo tenía de lidiar con todo lo que me pasaba por dentro.

Jayden Linsers fue una relación que definitivamente me marco. Lo conocí estando en la facultad, me encanto como por arte de magia. En ese entonces, mis padres me describían como un huracán de energía; luego de la no boda, ellos notaron que no volví a ser la misma. Al principio fue un cambio que hasta yo me tuve a acostumbrar pero no era algo malo ser más cauta.

Por otro lado, ahora no quiero que mi creciente relación con Leo sea limitada por una experiencia del pasado. No sería justo para ninguno de los dos.

La puerta se abre, me despego de la columna y espero a visualizar su figura entre la gente que sale del vuelo. Entre la gente, ahí es cuando lo veo, con su chaqueta de cuero negro y sus jean negros que le quedan como una segunda piel; el gorro de lana que tiene le da el toque con sus anteojos de sol.

— ¿Muy soleado el vuelo? —Inclino la cabeza para arriba y sonrió.

—Sí, volamos muy cerca del sol —dice llegando con sus dos maletas de tamaño mediano y parándose adelante mío—. Hola, Adela. Eres una bella sorpresa —murmura guiñándome un ojo.

Si vuelven al inicio, podrán ver que dije que yo solía ser impulsiva y me parecía un buen momento para empezar a volver a serlo.

Tome una de las manijas de su maleta y la asegure para que no se baje, me apoye en ella y poniéndome en puntas de pie, llegue a sus labios. Nuestros ojos conectaron. Leo pareció tan confundido como divertido.

Roce sus labios, tanteando el terreno. Cuando siento que estoy pensando demasiado una de sus manos se apoya en mi cintura y me empuja a él. Con eso tiro todos los pensamientos a la basura y cierro los ojos.

No sé qué expectativas tenía sobre nuestro primer beso porque sus labios fueron lo único que existía en ese instante. Fue dulce y apasionado. Fue gentil y seguro. Cuando mis brazos se unieron en su cuello y tiraron de su pelo que escapa del gorro, sus manos se afianzaron en mi cintura. Inclinamos nuestras cabezas para profundizar el beso, dejo que su lengua se encuentre con la mía y que sus dientes atrapen amablemente mi labio inferior.

Latidos en una Canción (Saga Radio Calavera #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora