Latidos en una Canción (Saga Radio Calavera #1)

27. Por la madre naturaleza.

ADELA

Lunes 29, Febrero 2016.

—Hola, mi prima hermosa —saludo a Rachel cuando aparece en la cámara de mi tío John. Ella me sonríe—, ¿cómo estás?

Mis tíos querían verme después de no poder venir a verme, y mis abuelos me llamaron varias veces ahora que sabían que mis padres habían vuelto.

— ¿Y dónde está, Leo? —Rachel me pregunta inclinando su cabeza—. Quería conocerlo.

—Está buscando las cosas que se dejó estos días en mi casa —digo sonriéndole, mi tío ríe por lo bajo—; ¿qué, John?

—Nada, me cuesta mucho hacerme la idea de que ya tienes 25 años. Cosas de viejos.

— ¡Tú no eres viejo! —dice tía Elena, su hermana, haciendo que John frunza el ceño—. Tienes 35 años, por el amor de Dios. ¿Verdad, Belén?

—Yo no creo que seas viejo, John —contesta Belén con voz suave. Sus mejillas se sonrojan—; yo no me considero vieja y tengo un año menos que tú.

—Yo no quise decir que tú seas vieja... yo... —John abre los ojos sorprendido—. Jamás diría que tú...

—Oh por la madre naturaleza —murmura Elena abriendo la boca.

— ¿Hola? —Leo interrumpe desde atrás de la computadora; le hace señalas para que se acerque—. ¿Estás segura?

— ¡Sí! —Belén y Rachel dicen a la vez. Elena suelta una carcajada.

—Hola, soy Leonardo Prince.

—John Britton, hermano de la madre de Adela. —Él toma un poco de agua y señala a mi prima—. Ella es mi hija, Rachel.

—Hola, Leo.

—Hola, Rachel. —Prince se sienta al lado mío de la mesa y pasa uno de sus manos por mis hombros.

—Yo soy Elena, la súper tía. Hermana menor de John y Holanda. —Elena me guiña un ojo—. Lo has hecho bien sobrina.

—Yo soy Belén Parker, hermana de Bruce.

—Hola a ambas. Es al revés, yo tuve suerte de encontrarla —responde Leo besando mi frente. Yo niego con la cabeza cuando Belén suspira—. ¿De qué hablaban?

—Oh, estábamos llegando a la parte buena —contesta Elena sonriendo de oreja a oreja—; John estaba por decir que no encontraba a Belén vieja, aun cuando dijo que él es viejo.

—Okey... —Leo me mira confundido.

—Tía, no creo que sea un tema que discutir por video llamada.

—Pero yo quería escuchar lo que papá iba a decir —dice Rachel haciendo pucheros con sus labios—, sobre Belén.

—Ya escucharon a mi sobrina favorita.

— ¡Elena! —Belén y yo fruncimos el ceño.

—Los niños deben ser escuchados siempre. —Sus ojos brillan con diversión—. Vamos, hermano mayor, dinos que estabas por decir.

—Yo, de verdad, que no me sentí ofendida. No debería haber dicho nada. —Belén se sonroja una vez más—. John no debes decir nada.

—Mi intención no era, de ningún modo, decirte vieja. Solo eso —responde mi tío, se aclara la garganta—. Hablemos de otra cosa.

—Em, me hubiera gustado conocerlos cuando fui a Los Ángeles a la casa de los padres de Adela —dice Leo interrumpiendo el intercambio de miradas de mis tíos—; pero seguro que los conoceré en persona pronto.