ADELA
Viernes 22, Enero 2016.
— ¿Qué te parece la fiesta? Fue algo de último momento, idea de Zack.
Su pregunta me toma de sorpresa, estamos como en un salón de baile con un ventanal enorme que dan a un hermoso jardín. Una pared está cubierta por espejos, dos de ellas son de madera y en la otra está el ventanal enorme.
—Sí, aunque muchas personas dirían que es muy distinta a otras fiestas que han hecho —contesto mientras lo veo por el espejo acercarse a mí, me doy vuelta y él se detiene—. ¿Qué es esto?
—Un salón de baile, obviamente. —Sonríe con sorna, sabiendo que esa no es la respuesta que quería—. El hotel tiene este extra y un gimnasio entero un piso más arriba.
— ¿Alguno de ustedes baila ballet?
—No, pero soy muy bueno bailando tango —responde volviendo a moverse hacia mí—. ¿Qué te pareció la canción, Adela?
— ¿Am I the reason why? —Me sonríe—. Es personal, sonó como que cantaras tus pensamientos en un momento muy específico de tu vida.
—Lo es, la escribí cuando acaba de cortar con alguien muy importante para mí. Pero es mi forma de sobrellevar esas situación, escribo de lo que sé, —sus manos acomodan mi pelo que se estaba tapando un lado de mi cara, está justo al frente mío, no sé dónde mirar. Sus ojos son demasiados llamativos pero profundos, intensos...—, me sorprende que tus amigos hayan hecho ese espectáculo para distraer a los paparazis.
—No es un favor personal... ellos son así normalmente y no tiene vergüenza para nada. —Detallo su camisa azul marino, con los primeros botones desechos, sus pantalones negro con cinturón de cuero—. Erick y Philip no tienen filtro ni en palabras ni en acciones.
—De todos modos luego debería decirles gracias, soy una persona muy agradecida.
— ¿Así? —Una de sus manos tantea el terreno agarrándome de la cintura suavemente, no me atrae ni me empuja solo me sostiene.
—Sí, lo soy. —Mi mano decide que es buena idea apoyarse en su pecho, su corazón va considerablemente rápido y no puedo evitar desviar mis ojos a su boca—. Te lo puedo demostrar...
Unos pasos suenan fuerte afuera del salón y nos separamos exaltados cuando Simon, su representante entra agitado. Nos mira con un gesto de arrepentimiento pero le hace señas a Leo de que se acerque; le murmura unas palabras y Leo asiente casi enojado.
—Adela, —mi nombre es casi susurrado—, lo siento pero ha surgido algo de suma importancia que tengo que atender ahora y zanjar de una vez por todas ¿me permites?
—Sí, claro. No te preocupes, ve.
— ¿En serio que no te enojas? —Sus manos van a mis hombros, me relajo momentáneamente.
—Sí, ve. De todos modos debo irme temprano. —Lo saludo con un beso en la mejilla, él decide darme otro también, no sin darme un suave apretón de mano, la promesa de que no hemos terminado de hablar queda en el aire y me permito sonreír cuando camino hacia la fiesta.
***
El ambiente calmado con el que deje la fiesta se ve eclipsado por un ambiente agitado y muy de descontrol. Gente besándose en los pasillos, sofás, sobre plantas y sobre la barra; hasta posiblemente haciéndolo en el piso. Tal vez no esta fiesta no es tan diferente a otras que ellos han dado, tal vez todas terminan en descontrol.
— ¿Do... dónde estabas? —Una muy ebria Brisa me pregunta mientras una feliz Celine la sigue, no puedo distinguir quien está peor pero les sonrió.
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Latidos en una Canción (Saga Radio Calavera #1)
RomantizmUna melodía en su cabeza Un ritmo en su pie Un trazo de tinta en el papel Leonardo marca el ritmo de sus canciones, pero no el de su corazón. Leonardo Prince ama su carrera, ama su familia y se cree completo. Pero con una relación fallida no recuerd...