ADELA
Lunes 25, Enero 2016.
Ayer Jayden me mandó un mensaje diciendo que nos viéramos hoy a la noche en un restaurante a seis cuadras del estudio. He ido al lugar otras veces con mis amigos y sé que el lugar tiene espacios privados para reservar.
El día fue largo, hubo algunos percances con el audio y los micrófonos. Además de que el invitado del día llego tarde y Jordan ahora es quien está enojado con Celine, Dios sabrá por qué..
Erick y Philip se sientan al lado mío para contarme sobre la parte de la noche que no sé y de la que ambos recuerdan un poco y un poco no. Por un momento puedo olvidarme totalmente de mi "cita".
—Bueno, yo me voy, no puedo aguantar más —dice Celine, tomando su bolso y mirando la puerta del despacho de Jordan cerrada—. No puedo creer que se enojara porque quiero tener mi tiempo y espacio. Procesar todo y seguir adelante. Quiero ser su amiga o compañera de trabajo por lo menos.
—No estas considerando que él podría haberlo interpretado como que no quieres verlo, C. —Erick le sonríe con tristeza y sujeta su mano—. A veces ustedes pueden ser complicadas, corazón.
—Más por el hecho de que te has mandado mensajes con Nathaniel, Celine. —Dejo la revista que estaba leyendo a un lado y la observo—. Jordan pudo interpretar eso como que tú ya has pasado de página.
—No digo que se justifique ocultar un hijo a tu relación actual... pero tampoco puedo culparlo —comenta Philip, quien se está acomodando su camisa—. Solamente no lo odies, eso te termina consumiendo.
***
Mientras el mesero me trae mi pedido a la mesa, espero con impaciencia que Jayden se aparezca. Muevo mis dedos sobre la mesa y miro alrededor; el ambiente del restaurante es cálido, aunque me encuentro en uno de los cubículos del fondo de la sala privada. Hay un pequeño escenario más adelante para los show nocturnos.
Por suerte mis amigos no preguntaron a donde iba ni porque me dirigí para el lado contrario de mi casa, mi celular vibra:
Para: Adela Parker.
De: Jayden Linsers.
Estoy aparcando el auto, ya estoy casi allí.
Decido dejarlo a un lado, me remuevo en mi silla. El mozo se acerca con el vino tinto que pedí, siempre pido el mismo si es que el restaurante lo tiene: La Bonita; me considero una amante del buen vino, más que de la cerveza o los tragos.
—Nunca me decepcionas, por eso siempre he dejado que pidas tú el vino, —Jayden se acerca a la mesa, hago el amago de pararme pero me detiene—. No es necesario, Adela.
—Ela, puedes decirme así, no somos desconocidos. —No puedo creer que lo primero que se me ocurre decirle es eso.
—De acuerdo, Ela —contesta mientras se sienta y acomoda—. ¿Has pedido ya?
—No, solo el vino.
Omito el detalle de que lo pedí porque estaba nerviosa y necesitaba relajarme.
Pedimos nuestros platos, yo pido una ensalada cesar y él pescado con salsa de espinaca; se llevan nuestras cartas y el silencio se instala.
—Quiero decirte que no me imagino lo difícil que fue encargarte de todo y pido disculpas, Ela. Nunca debí dejar que llegara tan...
— ¿Lejos? Si mal no recuerdo, tú me propusiste; nadie te obligo Jayden. A mí me bastaba con que me dijeras que no funcionaría para ti... —trago saliva con fuerza y hago el esfuerzo de no mostrar las lágrimas que quiero dejar ir—. Quiero saber por qué, Jayden.
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Latidos en una Canción (Saga Radio Calavera #1)
RomanceUna melodía en su cabeza Un ritmo en su pie Un trazo de tinta en el papel Leonardo marca el ritmo de sus canciones, pero no el de su corazón. Leonardo Prince ama su carrera, ama su familia y se cree completo. Pero con una relación fallida no recuerd...