EN TUS DOMINIOS 《Fanfic Crepúsculo +18》©

La última pieza del rompecabezas

El ruido provocado por una motocicleta que circulaba a alta velocidad interrumpió el sueño de Macy de forma brusca. Ella se removió en la cama y hundió el rostro en la almohada. Necesitaba más horas de descanso. Tal vez un día completo. La idea de levantarse era tan ridícula que se hubiera reído de haber tenido las fuerzas suficientes para hacerlo. Por algún motivo, sentía el cuerpo cansado, la cabeza le zumbaba y tenía la garganta seca.

Su parte consciente notó el olor penetrante a alcohol y no tardó mucho en darse cuenta de que provenía de ella. Se volteó y reconoció el techo de la habitación que compartía con Edward. Lo primero que pasó por su mente fue que no recordaba haberse acostado allí ni en ninguna otra cama. Tampoco sabía qué día era.

—Es miércoles y te sentirás mejor si tomas unas aspirinas.

Edward recibió como respuesta un gruñido que provocó que sonriera. Por supuesto, él había escuchado lo suficiente para estar al tanto del cansancio y malestar que la impedían levantarse. Se acercó a la cama cargando un vaso de agua con una píldora y esperó un momento antes de sentarse en el borde.

Macy se volteó hacia él con pereza y mantuvo los ojos abiertos con mucha dificultad. Con el pelo revuelto y la marca de la almohada en la mejilla izquierda, Edward la encontró completamente adorable. Trató de contener las ganas de sonreír ya que ella podía pensar que se estaba divirtiendo con esa situación. Lo último que deseaba era tirar de su irritabilidad de forma insensible.

La ayudó a levantar la cabeza lo suficiente para que bebiera un par de tragos de agua con la píldora y la dejó nuevamente en la cama. Estaba más que claro que ella no lograría reponerse para asistir a las clases de la tarde por lo que decidió avisar a Vivian que faltaría por medio de un mensaje de texto. Una gripe le pareció la excusa más inofensiva y creíble para esa época del año.

Una hora más tarde, Macy estaba sentada a la mesa de la cocina, sosteniendo un vaso en sus manos y con sus gafas de sol puestas. Edward se hallaba a unos metros, recargado en la encimera, tan atento a ella que parecía que aparecería a su lado con un tanque de oxígeno si se olvidaba de respirar.

La confusión reinaba en la cabeza de Macy mientras trataba de conectar los segmentos de recuerdos de la noche anterior. Ni siquiera tuvo que preocuparse por levantar su habitual defensa musical para mantenerlo alejado de sus secretos.

—Si esta es la resaca habitual que queda después de una noche de juerga, me alegra no haberla sufrido antes —declaró la joven sin atreverse a levantar la vista. Ya se había dado un baño y el dolor de cabeza había disminuido lo suficiente para que pudiera preocuparse por las lagunas en su memoria—. Amm, tengo algunas... No, sería más exacto decir que tengo demasiadas preguntas. Acaso anoche nosotros...

—No.

De haber percibido asco o decepción en el tono, ella hubiera pasado a la siguiente pregunta. Gracias a la voz calmada de Edward, decidió llegar hasta el fondo del tema.

—Entonces, ¿por qué...?

Repitió en su cabeza una serie de imágenes que parecían borrosas, pero con un contenido indiscutible. Los dos estaban en la cama, compartiendo un beso apasionado con sus cuerpos entrelazados.

—Te quedaste dormida.

Macy se sintió aliviada. Hubiera sido desastroso que se hubieran acostado la noche anterior y ella no lograra recordarlo.

—¿Cómo fue que me encontraste? No estábamos listas para regresar.

Edward se aproximó y le dio un beso en la frente antes de sentarse a su lado.

—Antes de contestar, quiero pedirte que hagas algo por mí. Necesito que me prometas que no desaparecerás de nuevo. Si tienes planes de salir y no me encuentro cerca, puedes dejarme una nota o un mensaje en la contestadora.