Completamente Mío

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Si le preguntarán a Ivlis su estado emocional, justo ahora no sabría que responder. Sus sentimientos se habían convertido en una maraña irreconocible, una nebulosa dispersa y frágil. Amaba a Satanick, quizá aquello era lo único remotamente sincero dentro de él. Quería seguir al lado de su alfa, porque eso era, era su alfa, unidos por un lazo único e irrompible... un lazo que se supone debería ser fuerte...

<< ¿Por qué me sentí así en aquel momento? >> pensó Ivlis mientras llevaba la mano izquierda hasta su cabeza y comenzaba a estrujar algunas hebras de cabello grisáceo. Aún podía recordar aquel sentimiento agolparse en el interior de su estómago, profundizando sus entrañas hasta anidar en lo más recóndito de su pecho. Nunca en toda su vida había experimentado algo igual. Sin duda ese nuevo sentimiento resultaba terriblemente abrumador, casi sofocante.

El omega giro sobre la cama en repetidas ocasiones. Al final terminó con las cobijas dispersas en el suelo y las sábanas hechas revuelo sobre el colchón blanco. Genial, ahora tenía que acomodar todo.

Mientras Ivlis acomodaba su cama, Rieto llegó a sus pensamientos. Otro motivo para el recién cambio de humor en el omega, su mejor amigo no había vuelto a hablar con él desde que le confesara la relación que mantenía con Satanick.

Un día después de su misteriosa desaparición, el joven de cabello pelirrojo se presentó a la escuela como de costumbre, Ivlis le hizo entrega de su mochila y el chico se lo agradeció pero además de eso no cruzaron ninguna otra palabra. Por si las cosas no fueran lo suficientemente complicadas, Rieto comenzó a apartarse del grupo con excusas tontas como que debía estudiar algunos apuntes, o que tenía prácticas para algún torneo de deporte. Sin embargo, lo que era todavía peor es que Rieto se volvió muy cercano a aquel misterioso chico de mirada miel y afable sonrisa, las tardes en las que no estaba en el club de deporte o estudiando, solía pasarlas junto al profesor de Artes Plásticas en su cubículo personal. Ivlis lo había visto un par de veces a través de la ventana que daba justo al frente del edificio donde tomaba el taller de jardinería.

¿Por qué de pronto todo se volvió complicado? Pensó el omega mientras estiraba una sábana. Antes de que la pudiera acomodar un hilo anaranjado se enredó en uno de sus dedos. Ivlis tiro de su mano y el hilo se rompió quedando colgado alrededor del anular. Fue entonces cuando una idea le cruzó por la cabeza, tan fugaz como las estrellas que caen del cielo y se extinguen entre flamas blancas. ¿Cuánta verdad existía en aquella leyenda del hilo rojo? Aquel que conecta a cada alfa con su omega destinado.

Hasta entonces Ivlis creía que Satanick era parte de su destino, después de todo volvieron a encontrarse luego de muchos años, ¿Cuántas probabilidades tenían? Sin embargo, no podía negar que Satanick nunca le hizo sentir lo que aquel chico de mirada miel le había provocado tan sólo con su presencia, incluso ahora que amaba a Satanick simplemente el sentimiento de pertenecía no existía entre los dos.

Ivlis suspiró apesadumbrado, ¿Qué demonios le estaba pasando?

Después de acomodar su cama se tiro sobre esta con ambos brazos extendidos y la mirada perdida en el techo. No tenía ganas de hacer mucho más, ni siquiera quería pensar... ojalá fuera tan fácil. Miro su celular y noto que Satanick le había llamado algunas veces, al final se dio por vencido y dejo un mensaje. Ivlis arqueo la ceja izquierda. ¿Tan perdido estaba en sus tormentosos pensamientos que no fue capaz de escuchar el timbre de su propio celular?

Con curiosidad abrió el mensaje. A pesar de que Satanick disfrutaba escribiendo, los mensajes de texto que solía enviarle a Ivlis eran en extremo lacónicos:

Mi cucarachita espero poder verte mañana después de clases, quiero salir contigo ya que no hemos tenido tiempo para nosotros. Te amo >3< pasa una linda noche soñando conmigo

Completamente Mío [OMEGAVERSE] [SATANIVLIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora