Preludio de Invierno

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A veces Ivlis no podía evitar pensar en su vida, en todo lo que había cambiado, en el largo camino que recorrió para llegar a un punto donde finalmente se sentía a gusto con su condición de omega, lo suficientemente a gustó como para enfrentar la realidad, porque sabía que no estaba solo, esta vez no sería Ivlis contra el mundo, esta vez contaba con la ayuda de Satanick y eso de alguna forma le daba la fuerza que necesitaba para salir del cascaron.

Ivlis se miró al espejo mientras palmeaba sus mejillas. Las vacaciones llegaron a su fin y aquel sería el primer día de clases. La última semana de vacaciones, Satanick insistió casi todos los días a Ivlis para que le permitiera llevarlo a la escuela, sin embargo, el omega rechazó cada una de las propuestas del apuesto alfa. No es porque quisiera mantener su relación con Satanick oculta, de hecho, siendo sincero consigo mismo, le agradaba la idea de llegar a la escuela acompañado de Satanick y pasar el mayor tiempo posible junto a su alfa, así como Etihw solía hacer con su novio Kcalb, pero para poder hacer eso existía un problema minúsculo (que va, uno monumental). Ivlis había mentido a sus amigos por dos años consecutivos, haciéndoles creer que él era Beta. El peso de su mentira repercutió dentro de su conciencia... se sentía mal con sus compañeros, por eso mismo antes de hacer pública la relación que mantenía con Satanick, en primera estancia debía redimirse, contarlo todo, para que así Rieto, Rockma, Emalf y Ethiw no se sintieran desplazados, con Kclab no existía mayor problema, él era el único del grupo que conocía la verdadera naturaleza de Ivlis.

Dio un suspiró largo, salió del cuarto de baño, acomodó los últimos útiles dentro de su mochila y finalmente fue al comedor en donde desayunaría junto a su padre, dispuesto a enfrentar con la mejor cara el primer día de clases.

Mientras Ivlis se preparaba para salir de la casa y pensaba en cómo explicarle a sus amigos la relación que mantenía con Satanick. Rieto también estaba alistando las últimas cosas dentro de su mochila, acomodó cuadernos y algunos lápices, cuando pensó que todo estaba en orden, se dispuso a ir al comedor, entonces antes de atravesar el umbral del cuarto recordó el regalo que había comprado para Ivlis durante las vacaciones, de inmediato regreso sus pasos al interior de la habitación, caminó hasta su mesita de noche y sustrajo de ella un llavero decorado con dos pequeñas piedras ámbar. El adolescente colocó las piedras delante de su cara enfrentándolas contra el sol, la luz las atravesó pintando en el interior un arcoiris de colores cafés y amarillos, casi asemejaban los radiantes ojos de Ivlis, con aquel brillo poco común, una hermosa trampa en la que te podías perder fácilmente. Rieto suspiró con cierto anhelo a la par que guardaba el llavero dentro del bolsillo derecho de su uniforme.

Una vez que el adolescente salió de su casa, comenzó a caminar por el barrio y cuando entró al transporte público agudizó la mirada tratando con un poco de suerte, encontrar a Ivlis.

Rieto no sabía que Ivlis había comenzado a usar la bicicleta que Satanick le regalo después del incidente con sus odiosas fanáticas, de hecho ni siquiera estaba enterado de aquel percance. De alguna forma había adquirido una seguridad ciega que le hacía pensar, regresaría a clases y todo seguiría igual a cuando salió. Por supuesto no era consciente de la lluvia torrencial arremolinándose sobre su cabeza.

Mientras el adolescente pelirrojo miraba a través de las ventanas y tarareaba la canción que escuchaba desde sus auriculares —algo al estilo Twenty One Pilots—, aquel que sería marcado como uno de los peores días de su vida ya había comenzado a girar. El golpe sería doloroso.

Cuando llego a la escuela la suerte pareció sonreírle un poco, como el ligero atisbo de luz colándose entre las cortinas de un cuarto en penumbras. Vislumbro a Ivlis acomodando una bicicleta a la distancia... Sin embargo, ¿Por qué parecía distinto? Al acercarse más noto que había cortado su cabello, dejándolo ahora completamente suelto, debía admitir que con ese corte de cabello se veía extrañamente más joven, ¿Realmente era por eso? Incluso su piel parecía reverberar al sol de forma angelical, no sólo era bonita, ¡Es que ahora parecía irradiar belleza! Y sus hermosos ojos ámbar distaban mucho de lo que él recordaba, como si de pronto alguien hubiera encendido una chispa explosiva. Sin duda Ivlis era y seguiría siendo la persona más hermosa que había conocido en toda su vida, realmente le gustaba poder admirarle, y más aún poder admirar los cambios.

Completamente Mío [OMEGAVERSE] [SATANIVLIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora