Despedida

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Antes de iniciar recomiendo que la canción que coloque la reproduzcan cuando lleguen a una parte que marcare con *-*-* espero que disfruten del capitulo n.n

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Con las manos aferradas a la tasa como si su vida dependiera de ello, Ivlis continuó vomitando dentro del baño.

Igls quién estaba detrás del omega, mantuvo una distancia prudente mientras tomaba todo el cabello grisáceo de su hermano y lo levantaba, para así evitar que este terminará manchado. Cuando finalmente pareció que Ivlis dejaría de vomitar una nueva oleada se escurrió por su garganta volcando lo último que le quedaba dentro del estómago, al finalizar su hermana le ayudó a levantarse.

Posteriormente el omega se dirigió al lava manos y empezó a limpiar su boca.

—Ivlis, ¿Seguro que estas bien?

—Sí, no es nada. Tal vez fue algo que comí y me hizo daño.

—Ese es el problema, no comiste nada. Fue el olor... —repentinamente Igls dejó de hablar, miro en introspectiva a su hermano quien seguía lavando su boca. La hermosa beta cruzó los brazos por debajo de sus grandes pechos, tomando una postura más sería (la ocasión lo ameritaba)—, sabes cuándo mamá se embarazo de ti, no toleraba el olor de los mariscos, lo recuerdo porque incluso una vez vomito sobre mis zapatillas, eran realmente bonitas. Pero ese no es el punto.

—Estas diciendo tonterías Igls, si crees que yo..., no seas tan crédula —contra atacó Ivlis mientras secaba sus manos con un papel grueso.

—El crédulo eres tú. Ivlis, seguro que no pasa nada..., ¿Cuándo fue tu último periodo de celo?

— ¿Ahora eres doctora?

—Ivlis.

El omega rodo los ojos hasta ponerlos en blanco, su hermana había comenzado a fastidiar. Por supuesto que era muy raro que ella lo molestara de tal forma, por lo regular Igls solía ser una persona muy diplomática, incluso pragmática con respecto a ese tipo de situaciones, sin embargo, al tratarse de su hermano menor, el asunto podía dar un giro de ciento ochenta grados.

Igls levantó ambas cejas como una advertencia al omega, diciéndole sin necesidad de hablar: Ahora me dirás lo que te pregunté.

A regañadientes Ivlis busco en su celular el calendario donde solía apuntar los periodos de celo (no es que eso ayudará mucho, claro. Después de todo los ciclos de celo de los omegas varían de entre tres a dos veces al año, aun así llevar una cuenta era lo mejor que se podía hacer).

Ivlis torció los labios con gesto imposible, levantó una ceja y por su expresión parecía que algo no iba muy bien.

— ¿Ivlis? —pregunto de nueva cuenta Igls.

—Es raro, se supone que mi tercer celo ya debió de haber pasado, pero... —el omega volvió a mirar el calendario, casi parecía que aquella hilera de números repentinamente se hubiera convertido en algún jeroglífico. Aunque al final decidió no prestar más importancia de la necesaria—, han pasado algunas cosas, seguro el estrés alteró mis ciclos. —Amasando una sonrisa amarga intentó dar por terminadas las observaciones que Igls le estaba dando.

—Esto no me cuadra, además ¿qué es eso que te tiene tan mal como para alterar tus ciclos?


—Ya te dije que no es nada, Igls.

—A mí me sigue pareciendo que si hay algo —respondió Igls mirando en dirección al vientre de Ivlis—, el chico con el que salías, ¿qué pasó con él?

Completamente Mío [OMEGAVERSE] [SATANIVLIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora