El traquetear que el autobús hacía al avanzar agitaba sus mejillas ligeramente, con el codo recargado al borde de la ventana y el mentón sobre la palma de la mano, Ivlis intentó amortiguar el molestó temblor. Miraba a través de la ventana a las casas desapareciendo como si estuvieran caminando a contracorriente. No había nada mejor que hacer además de escuchar música a todo volumen —Rieto se había dormido hace media hora, por lo cual no era opción para platicar —, debería ser relajante, un viaje escolar sin percances... pero estaba él. El apuesto y afable profesor Justim, con su linda sonrisa pincelando de amarillo brillante todo el entorno, transmitiendo aquella tranquilidad inherente, perfumando el aire que el omega respiraba, llenando sus cinco sentidos... lo odiaba. Ivlis chasqueo la lengua cuando Justim volteó a verlo como por casualidad, claro que Ivlis no era tonto y se había dado cuenta de lo que el profesor planeaba hacer, ¿Cómo no darse cuenta cuando se es tan descarado? ¿No se suponía que Justim había pactado no hacer nada que le molestará?
<<Que poca palabra tiene>> pensó Ivlis al tiempo de regresar su mirada hacia la ventana.
El viaje sería tan largo como tortuoso.
Cuando llegaron al recinto apenas era medio día, la primera actividad sería acomodar a los alumnos en sus respectivos cuartos. Justo como en el viaje escolar anterior, un montón de alumnos fueron puestos dentro de un cuarto amplio, otro grupo fue separado de igual forma y así sucesivamente. Ivlis respiró tranquilo una vez comprobó que Justim no compartiría él mismo cuarto que le había tocado, ya era suficientemente sofocante tener que soportarlo durante las actividades. Después de acomodar todas sus cosas se dispuso a salir rumbo al comedor. Rieto ya le estaba esperando.
Camino por el pasillo, sus pasos resonaron contra las paredes, acompañándole como voces de fantasmas plasmadas entre las añosas pinturas que engalanaban casi todo el largo de las paredes. Antes de dar la vuelta, los ojos ámbar del omega se abrieron de forma desmesurada, no le agradaba la idea de haberse encontrado con Justim, no cuando estaban los dos solos, la atmósfera se volvería rara, todavía más de lo que ya era.
Con pesar el omega enterró ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón azul, bajo la mirada e intentó escabullirse.
—Ivlis— llamo Justim antes de que el omega pudiera rebasarlo.
Ya lo sabía, claro que no se podría escapar tan fácilmente, aunque quisiera.
—Voy a comer. Con su permiso— trato de evadir al apuesto profesor, no se detuvo en ningún momento. El omega continuó avanzando como alma que lleva el diablo, escapando; sí, escapando como los cobardes.
Justim intentó detenerlo, pero antes de que su mano pudiera alcanzar al adolescente algo lo obligó a retractarse. La mirada de Ivlis, su ceño fruncido... ¡Mierda! Si las cosas continuaban así lo único que lograría hacer sería que el omega le odiara, y no importaba que tanto jugará el destino a su favor. Estaba seguro de que Ivlis era el tipo de personas que cuando decidían odiar, lo hacían en serio y definitivamente Justim no quería ganarse su rencor. Miro con languidecía la espalda del hermoso omega mientras se alejaba, después de ello suspiró decaído, ¿Qué podía hacer para ganarse el corazón de Ivlis? Definitivamente forzarlo no le estaba resultando tan favorable como había planeado.
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— ¿Qué pasa? Pareces un poco molestó— comentó Rieto al momento de engullir una cucharada de sopa.
—Nada— contestó Ivlis mientras hacía remolinos dentro de la sopa, ayudado por su cuchara. De inmediato Rieto arrugo la nariz, seguramente se había dado cuenta de la mentira que Ivlis trataba de hacerle creer —. Es sólo que, este viaje resultó ser más pesado de lo que había imaginado.
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Completamente Mío [OMEGAVERSE] [SATANIVLIS]
FanfictionEl hilo rojo del destinó, puede estirarse, enredarse pero nunca romperse... ¿De verdad no puede romperse? ¿Qué pasaría si alguien que no es el destinado de un Omega, lo marcara como suyo? ¿Sera que existe algo más fuerte que el destinó?