Inevitable

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—Se puede saber ¿Por qué tu desagradable olor está en todas partes? — vocifero Satanick mientras se colocaba frente al alfa rubio — ¿Acaso no tienes modales? — cada palabra que pronunció sonó insidiosa.

Justim miro a Satanick levantando una ceja, después dirigió sus ojos a Ivlis, fue entonces cuando se dio cuenta que este sostenía a Satanick por la manga de su saco escolar. Agudizó su olfato y se percató del ligerísimo aroma a almendras que despedía el apuesto alfa de la mirada púrpura, de inmediato arrugo la nariz como si hubiese encontrado un olor desagradable.

—Alfa. ¿No se supone que tu lugar está dos pisos arriba? —a pesar de que Justim mantenía una postura enterita, el timbre de su voz y la mirada que reflejaba decían todo lo contrario a serenidad.

—Vine aquí para dejar a mi novio en su salón— respondió Satanick haciendo especial hincapié en las últimas palabras mientras rodeaba con su brazo los hombros de Ivlis. Por un momento le pareció escuchar un ligero gruñido por parte de Justim, pero fue tan pequeño que no termino de entender si aquello había pasado o sólo lo había imaginado.

—Pues bien, ya que llegaste hasta el salón puedes ir a tus clases, no queremos que pierdas horas de estudio, ¿Verdad?

Satanick gruño engorroso, miro a Justim de forma desafiante, con unos ojos tan afilados como un cuchillo. De alguna forma algo dentro de él le advertía del inminente peligro que Justim representaba, no eran sus hermosos ojos color miel y casi translucidos, tampoco su sedoso cabello rubio oscuro, menos aquellas facciones tan agraciadas que poseía, que si bien no estuviera en esa situación, podría provocarle una arritmia severa. No, no eran ninguna de esas cosas, ¿Un presentimiento? Tal vez y uno muy desagradable, el presentimiento de que aquel apuesto alfa podría arrebatarle a su omega. Atrajo a Ivlis hacia su cuerpo, tomándolo con mayor posesividad, miro a Justim directo a los ojos, ninguno de los dos hizo ademán de querer apartar la mirada; vamos, ni siquiera querían parpadear. La atmosfera repentinamente se volvió increíblemente densa, tanto así que casi era palpable. Ivlis se encogió dentro de los brazos de Satanick, ambos alfas habían liberado su aroma a diestra y siniestra, claro que Ivlis intentó controlarse, e incluso respirar por la boca, pero por mucho que lo intentase el olor era demasiado fuerte. ¿¡Pero qué demonios tenían esos dos alfas en la cabeza!? Estaban actuando como completos cavernícolas.

—Satanick— el adolescente dio un respingo al reconocer la voz que le llamaba desde atrás suyo. Con cierto temor volteó la cabeza, encontrándose así con los culminantes ojos tan púrpuras como los de él, sin embargo, estos eran desdeñoso y opacos, portando debajo unas grandes ojeras.

— ¿Fumus? — pregunto Satanick.

—Mira no me molesta que intimides a los alumnos, es una regla básica entre adolescentes, y mientras no me metas en problemas estoy bien. Pero una cosa es ser altanero con alumnos y otra con profesores. Satanick es mejor que vayas a tu piso- dijo mientras acariciaba su cien con los dedos pulgar e anular.

El alfa adolescente miro a su hermano mayor como si intentase explicar algo, sin embargo, no junto el valor necesario para hablar, cosa que Justim quiso utilizar a su favor, por supuesto.

—Mi clase está a punto de comenzar así que— pronuncio el apuesto profesor rubio mientras abría la puerta para que Ivlis pudiera pasar.

En cuanto el omega intentó ingresar al salón, sintió un choque de electricidad estallar en sus entrañas, recorriendo toda su espina dorsal y haciendo que sus rodillas temblaran cual gelatina. ¡Maldita sea! Aunque quiso impedirlo, estar rodeado de tres alfas y dos liberando feromonas como si nada, le había afectado al grado del mareo, sus mejillas habían enrojecido y su cuerpo se sentía algo entumecido. Si no fuera porque Satanick había comenzado a sujetarlo por la cintura, Ivlis habría terminado en el piso.

Completamente Mío [OMEGAVERSE] [SATANIVLIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora