Cuatro Estaciones Contigo

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Los primeros brotes pincelaban de verde primavera al camino por el cual transitaba el autobús que omega y alfa habían tomado para salir de la ciudad.

El repiquetear constante del autobús hacía temblar las mejillas de Ivlis quién recargo su cabeza contra la ventana para poder apreciar el paisaje, y también en menor medida evitar que su cabeza quedará recargada sobre el hombro del gallardo joven que tenía sentado a un lado suyo. Para ser sincero con sigo mismo, Ivlis deseaba poder estar lo más cerca que se pudiera de Satanick, algo dentro de él buscaba constantemente su calor..., pero su aroma, ¡oh, su aroma! Era tan desagradable que le hacía arrugar la nariz, odiaba aquella fragancia a almendras combinada con rosas que el alfa desprendía. Le hacía recordar cosas que prefería olvidar y por sobretodo le recordaba que Satanick aún estaba enlazado con alguien más; que, a pesar de estar con él, no había ningún vínculo además del emocional, incluso sabiendo que ese vínculo era mucho más fuerte que un enlace a Ivlis le seguía molestando.

— ¿Faltará mucho para llegar? —preguntó el alfa en un intento por mantener conversación con Ivlis.

—No lo sé, es la primera vez que vengo aquí —respondió el omega sin despegar la mirada de la ventana—. Esto es tan raro.

— ¿Qué cosa?

Ivlis suspiró, su cálido aliento chocó contra el vidrio y lo empaño, después de ello comenzó a dibujar círculos desprolijos con el dedo índice sobre la mancha difusa.

—Hace cuatro horas mi familia entera constaba de tres personas. Creí que no tenía ningún abuelo vivo y ahora resulta que no sólo tengo uno, sino dos —contesto Ivlis acompañado de una mirada que parecía distante—. ¿Por qué mi padre no me lo habrá dicho?

Satanick sostuvo la mano del omega que tenía recargada sobre su pierna, después de ello entrelazo los dedos.

—Estoy seguro que algún motivo debió tener —dijo tratando de sonar consolador—. Tal vez debas aprovechar esta oportunidad para conocer a otra parte de tu familia. Por mí, estoy más que contento. —Llevo la mano de Ivlis hasta sus labios y beso el dorso con bastante galantería mientras miraba al omega, posteriormente cerro un ojo de forma coqueta—. Estoy seguro de que con mi encantó natural podré cautivarlos y me darán su aprobación para estar contigo.

Las mejillas de Ivlis se arremolinaron debido a la sinceridad y seguridad que el más alto había expresado tanto con sus palabras como con sus acciones. De inmediato aparto su mano de Satanick y agacho la mirada bastante ofuscado, intentando controlar el incesante sonido que su corazón provocaba al palpitar desenfrenadamente.

Satanick le observo aflorando una sonrisa ladina. Ivlis era tan lindo e inocente, que no podía evitar acrecentar aquel sentimiento que cundía dentro de su pecho. Suspiró con ahínco en dirección al omega, su mirada, dos lagunas purpuras, reflejaban sincero afecto.

Sin ser totalmente consciente, la ilación de sus pensamientos dejo de fluir a la par de estirar su mano hasta acariciar una de las mejillas sonrojadas del omega, Ivlis permaneció inmóvil bajo aquel tacto de cariñosa sutileza. Algo en su estómago se revolvió como ligera explosión electrizante. Por alguna razón dirigió su mirada a los carnosos labios del alfa, los cuales repentinamente se le antojaron tentadores.

Fue un momento que apenas duro dos minutos, pero para alfa y omega quienes caían vertiginosamente hacia el infinito, aquellos dos minutos fueron los más largos y placenteros de toda su vida. No existía nada, no estaban dentro del autobús, los dos surcaban abordó de un barco hecho por polvo de estrellas, navegando dentro de la vía láctea.

Satanick había empezado por acariciar con el pulgar los definidos labios del omega, seguían siendo tan suaves como la cáscara de los duraznos. El impulso por besarlos fue tan grande que apenas pudo controlar sus movimientos.

Completamente Mío [OMEGAVERSE] [SATANIVLIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora