Delineo con los dedos la cintura de Ivlis por debajo de la playera. La piel del omega era tan suave que asemejaba al terciopelo, un placer digno de pertenecer al cielo y al infierno en igual medida. A pesar de que prefería mantener su boca unida a la del omega, algo en Justim anhelaba ver el rostro de Ivlis, por lo cual se separó apenas lo suficiente para que ambos alientos se entremezclaran.
El alfa rubio observo la imagen del omega con una vehemencia absoluta, casi religiosa. La luz de luna reverbero sobre la piel nívea de Ivlis, haciendo que está brillará con intensidad, sus mejillas sonrojadas le daban aquel toque enternecedor que hacía suspirar a cualquiera, su par de ojos tan brillantes como monedas de oro no paraban de mirarle algo aletargados como si estuviera en mitad de un sueño, imposibilitado de poder despertar. Justim agachó su rostro hasta el cuello de Ivlis y con cuidadosa parsimonia comenzó a desperdigar pequeños besos a lo largo y ancho, provocando que de la garganta del adolescente emergieran gemidos sonoros; suplicantes, sin embargo, en ningún momento pronunció su nombre, de alguna forma aquello lastimaba al apuesto alfa, ¿Por qué a pesar de las reacciones que tenía su cuerpo, la mente del omega parecía seguir cavilando? ¿No se suponía que para ese momento ya debería haber caído?
En un arranque Justim empujó ligeramente al omega hasta ponerlo contra un árbol, después de eso colocó su pierna izquierda entre las piernas del adolescente para posteriormente levantarla y hacer presión contra el miembro de Ivlis. Repitió aquella acción de presionar un par de veces más, las suficientes para que el pantalón del omega comenzará a humedecerse.
Ivlis intentó pronunciar algunas palabras, pero estas siempre terminaban sobreponiéndose una encima de otra dentro de su mente. Y todo empeoró cuando Justim empezó a lamer su cuello y sus manos se introdujeron más profundo debajo de la ropa, acariciando su espalda baja y recorriéndola sin pudor alguno. Una extraña sensación comenzaba a burbujear dentro de su estómago, subiendo con increíble rapidez a su cerebro, amenazando con apagarlo.
—Quiero que seas sólo mío —susurró Justim antes de dar una pequeña mordida sobre el enlace que había hecho anteriormente Satanick.
Eso basto para despertar a Ivlis, para hacer que finalmente su cuerpo comenzará a moverse por su voluntad y no en contra de está, aunque todavía se sentía un poco amorronado e incluso mareado.
—Ya basta —dijo Ivlis entre balbuceos débiles. Justim lo ignoró como lo había estado ignorando a lo largo del encuentro, sin embargo, esta vez Ivlis se aferró a aquella ínfima parte de sí que se negaba a caer dentro de los encantos de Justim—. ¡Te digo que te detengas! —gritó tan fuerte que sintió a su garganta desgarrarse.
Justim se apartó jadeando, su pecho un frenesí de sube y baja.
—Me pides demasiado. Yo, ya no puedo parar —artículo trabajosamente, su propia respiración agitada le impedía hablar.
—En primer lugar, nunca te pedí iniciar nada —respondió de igual forma que el alfa, con un par de mejillas arreboladas y dando fuertes bocanadas de aire poco pausadas—. Es suficiente.
—No lo es —discrepo Justim—. Ivlis, ¿¡Por qué aún te niegas a aceptar que yo soy tuyo tanto como tú eres mío!? ¿¡Hasta cuando lo seguirás negando!? ¡Eres mi destinado! —el grito de Justim desgranó una resonancia melancólica que se disipo transformándose en eco, avanzó entre los árboles y al llegar al pecho de Ivlis se quedó ahí, como una dolorosa pulsación incandescente.
— ¡Lo sé! —finalmente aceptó el omega, dio una fuerte bocanada de aire, después continuó hablando, esta vez sin gritar—. Sé que tú eres mi destinó, me di cuenta desde el primer momento que te vi. —Sin ser consciente sus propios ojos comenzaron a anegarse en lágrimas—. Sé que mi vida está forzada a pertenecerte..., pero no puedo —dijo con voz estrangulada—. Yo te pertenezco, pero Justim. No te amo, ahora sé qué el cariño que le tengo a Satanick. —Con la mano izquierda oprimió su playera por la parte del pecho—. Va más allá de la lógica, va más allá del instinto, nunca en toda mi vida creí sentir algo así por alguien..., no puedo, lo siento Justim pero no puedo estar contigo, aún y aunque seas mi destinó.
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Completamente Mío [OMEGAVERSE] [SATANIVLIS]
FanfictionEl hilo rojo del destinó, puede estirarse, enredarse pero nunca romperse... ¿De verdad no puede romperse? ¿Qué pasaría si alguien que no es el destinado de un Omega, lo marcara como suyo? ¿Sera que existe algo más fuerte que el destinó?