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"Escena roja".

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Me arroje sobre la señora Will, lo que provoco que ella tropezara y cayéramos alfrente del altar, yo caí al lado de ella logrando escuchar sus quejidos debido al golpe, en eso, ella levanto la mirada buscando la razón por la cual había caído tan repentinamente, cuando me vio arrugo su nariz dando a demostrar su enojo.

- Tenías que ser tu. - Dijo colocándose sobre mi al igual que colocaba sus manos en mi rostro y empezaba a ejercer presión enterrando sus uñas, coloque mis manos en el suelo para no caer fácilmente, sintiendo una sensación liza en mi mano derecha, sabía de qué era esta sensación, era un cuchillo, lo único que me faltaba era ganar un poco de tiempo para cortar la soga.

— ¿Y pensaba qué iba a ganar? — Le dije para provocarla, lo que hizo el efecto exacto, pues su mirada se veía llena de ira y desesperación. Aprovechando su enojo empece a cortar más rápido la soga entre mis muñecas mientras ella seguía enterrando sus uñas con enojo en mi rostro. Pero sus actos se vieron interrumpidos por el fuerte golpe que le había dado en la cara, quitándose de encima mio y  haciéndola caer alfrente, no solté el cuchillo de mis manos y me empece a acercar a ella.

— ¡A ella! — Grito señalándome con una mano mientras que con la otra tocaba su mejilla, la cual se estaba empezando a poner roja. En ese mismo instante, sentí como un hombre delgado me tomaba de los brazos y me jalaba hacia atrás,  el hombre me levanto y me dejo totalmente pegada a su cuerpo, sintiendo como su respiración estaba en mi cuello.

— Hueles tan bien... — Me dijo en un susurro, reconocí la voz al instante, concluyendo que era del hombre que anteriormente había pedido a la señora Will depurarme, era muy repugnante escucharlo tan cerca de mi. Se iba a acercar más a mi pero una pequeña explosión cerca de mi oído hizo que me exaltara al igual que hacia que el hombre cayera, le habían disparado con una escopeta destruyendo por completo su rostro.

— ______... — Dijo Luke apareciendo a mi lado con una escopeta en la mano junto con una expresión de arrepentimiento en su rostro, no comprendía el porqué de esta ultima. — Tu cuello. — Dijo colocando su mano con delicadeza en el corte que tenía, a lo que yo me aleje de su toque debido al dolor.

— Dame un arma y acabemos con esto de una vez por todas.

(Narrador omnisciente)

Aquí fue cuando comenzó una lucha y matanza que parecía que no tenía fin, se escuchaban los disparos que iban y venían, cuchillos clavados en los pechos de  sus enemigos sin compasión alguna como si ya tuvieran la experiencia del asesino serial más buscado de la ciudad.

Michael había bajado del pequeño balcón en el que le había disparado a una mujer en momentos anteriores para así poder asesinar a los padres de la patria que se habían encargado de que esta noche fuera peor que las demás.

Luke asesinaba a las personas sin compasión alguna debido al sentimiento que gobernaba sobre él en esos instantes. La adrenalina que le provocaba cada disparo unido a la culpa que recaída en sus hombros sobre el asesinato de Bella, la hermana menor de ______, estos dos hacían la combinación perfecta para ver a un lunático matando a los causantes externos de su culpa.

______ logro conseguir un arma decente para poder defenderse, lo que le dio campo abierto para dispararle a los sujetos que iban tras ella con mucha ira siguiendo las ordenes de la señora Will, aun así habían momentos en los que sus balas no eran eternas y debía cambiar de arma por alguna de su alrededor que nunca faltaba, en algunos momentos se sentía sin energía ya que cada gota que caia de su cuello se llevaba consigo su vida.

La señora Will se encontraba aun escoltada por los dos mismo hombres de inicio del relato, pues ella no los dejaba ir a pelear ya que se quedaría sin defensa alguna y seria asesina fácilmente.

Todos estos sucesos se repetían como si de un bucle se tratara, como si los seres que se encontraban en guerra no tuvieran una pizca de razonamiento en sus mentes para que analizaran la situación para llegar a la conclusión de que eran erróneos los actos de todos en el establecimiento. La violencia entre ellos mismos, entre personas que podrían aliarse para crear una mejor sociedad y derrotar a un sistema que los obliga a matarse para una mejor estabilidad económica, cada gota de sangre que se derramaba, cada cuerpo sin vida que caía al suelo derrotado, cada casquillo de bala que se escapaba del arma en busca de auxilio, cada grito de desesperación que se escuchaba, cada impacto de bala que se chocaba contra las paredes o en su defecto contra su objetivo. Todo el panorama solo describía destrucción y odio por razones que son inexplicables e incoherentes, pues esas son la mayoría de las acciones del hombre y esas son las que nos hacen humanos.

Gabriela debido a todas las galimatías de la situación había conseguido liberarse, pero su percepción no había mejorado en nada, pues ella se encontraba en un rincón escondida de los disparos presenciando la escalofriante escena roja. Se quedo observando a su hija sin poder creer el monstruo que podría llegar a ser, al punto de ejecutar a tanta gente como si estuviera haciendo algo cotidiano, sintió terror hasta de su propia hija. Pero su meditación fue interrumpida ya que alguien la levanto a la fuerza del suelo colocando su brazo al rededor de su cuello y colocando una Smith & Wesson MP 9 en la parte izquierda de su cabeza.

— ¡Alto! — Grito con autoridad la señora Will con su mirada fija en ______.— Si quieres que no le ponga una maldita bala en la cabeza a tu madre, dile a tus hombres que se detengan de una buena vez por todas. — Dijo ella entre dientes con el odio saliendo por sus poros, _______ miraba atónita a su madre, pues no quería que le pasara lo mismo que le había ocurrido a Bella, no quería perder a toda su familia pues estaba segura que perdería el juicio por completo.

— Paren... por favor. —  Dijo en un susurro aun con sus ojos puestos en los de su madre. Michael y Luke se miraron entre ellos comunicándose que debían parar si no querían que otra persona inocente muriera. La señora Will se fijo en el acto de bajo de armas de sus oponentes y sonrió con satisfacción.

— Me gusta que sigan mis ordenes. — Dijo la mujer con superioridad.— Pero sabes que... a mi no me gusta seguirlas.

Lo siguiente que se escucho fue el eco generado por un estruendo  cargado de poder que impulsaba un pequeño objeto de acero solido hacia un cuerpo hecho de más de cincuenta billones de células.

Y la bala dio justo donde su dueño quería. 

La Purga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora