Capítulo 14

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Diana

Abrí mis ojos y lo primero que vi fue una habitación que se me hacía demasiado reconocida. No era la casa de mi mejor amiga. Era la mía. Mi habitación.

Mierda.

¿Qué pasó ayer?

Estaba en la discoteca, María se me confesó y luego fui a bailar con Lisa y Leo... pero ya no me acordaba de nada más.

¿Cómo llegué a casa? ¿Habría despertado a alguien cuando llegué? ¿Y mis amigos donde estaban?

Miré el despertador y ya eran las 12. Me levanté de golpe, poniéndome ropa cómoda. Iba con la ropa de ayer, así que supuse que nada más llegué me quedé dormida.

Mi móvil ¿Dónde estaba?

Lo busqué por toda la habitación, pero no encontré nada, estaría bajo, o eso supuse. Era eso o lo había perdido en algún momento de la noche

Abrí la puerta lentamente y caminé sin hacer ruido hacia el comedor, mi familia debía de estar despierta, pero rezaba con no encontrarme a nadie.

- ¿Dónde crees que vas,señorita?- dijo una voz detrás de mí.

-Mamá, ¿Hola?- dije algo nerviosa. Si alguien me había traído a casa estaba claro que tenía que haber sido ella, porque mis amigas no me hubiesen traído aquí, a no ser que hubiese sido cuestión de vida o muerte.

-Estás castigada. Lo sabes ¿No?

-¿Castigada? ¿Por?

- ¿Cómo que por, señorita? ¿No recuerda lo que ocurrió ayer?

Pues no, sinceramente, pero como le dijera eso me castigaba el doble. Así que solté una risita haciendo como si me hubiese pillado y si me acordaba.

- Lo siento.

- Me parece muy fuerte encontrarte en el suelo durmiendo en los hombros de una desconocida. Menos mal que la chica no tenía malas intenciones.

Dormir, desconocida.

No me sonaba de nada la historia que me estaba contando mi madre. ¿Qué habría hecho para estar con una desconocida? Algo malo seguro.

Mi madre no estaba muy molesta que se dijera, el problema era mi padre, él se pensaba que yo era una santa y si se enteraba ya podía despedirme de mis salidas a la discoteca hasta que tuviera los cuarenta años.

-¿Y puedes darme mi móvil?

- Sí, toma- me extendió mi teléfono que lo cogí con rapidez- Pero este mes nada de ir a casa de Lisa.

- ¿Que?- ella me miró seria. No podía negociar- Entendido.

Me senté en una silla mientras que mi madre me hacía algo para comer. Mi padre estaba trabajando y mi hermano durmiendo.

- Por cierto, ¿Cómo es que fuisteis al pub? ¿Ibas de fiesta?

- Ojalá. A por tu hermano... iba peor que tú.

¿Mi hermano? En la misma disco que yo. No dios, ya me hacía una idea de quién podía ser la "desconocida". ¿Qué mierdas le habría dicho?

- ¿Te llamó Natalia?- pregunté esperando un sí como respuesta que no tardó nada en llegar.

Iba directa a quejarme a mis amigas.

Chat

Yo: gracias por dejarme sola.

Lisa: ¿que dices? Te fuiste a dar una vuelta tu sola

Yo: ¿Cómo se os ocurre dejar sola a una borracha?

Yo tengo 18 añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora