Diana
Entré al interior del edificio donde vivia Sofia, en una novena planta por lo que me había comentado.
Por lo que tenía entendido se había mudado hacia menos de un año, cuando dejó de pagar los estudios y pudo dedicar todo aquel dinero a alquilarse un pequeño apartamento de poco màs de 50m2 para ella.
Subí en el ascensor con una sonrisa en la boca ajustándo mi cabello en el espejo. ¿Me veía bien? Sí, sí que lo hacía.
Luego miré la bolsa de plástico que llevaba, había traído unos pasteles para compartir.
Salí del ascensor y miré a mi alrededor en busca de la casa de Sofía, era la puerta 28.
El otro ascensor se abrió, sí, era aquel tipo de edificio que tenía dos ascensores. Y de él salió una pelirroja que caminó directa en dirección contraria a la mía.
Entre en pánico, ¿Que hacía la sardina allí? Lo único que atine a hacer fue a subir unos escalones al piso de arriba, escondiendome.
El timbre se escuchó y a los segundos una puerta se abrió.
- Hola, ¿Ocurre algo?- escuché que hablaba la voz algo fría y distante de Sofía.
- Sof quería preguntarte si te venías a dar una vuelta- incoscientemente y sin poder evitarlo hice una mueca de asco. ¿Que pretendía?- Hace meses que no salimos juntas.
Silencio ¿Por qué Sofía no le cerraba la puerta en la cara?
-Dudo mucho que volvamos a tener ese tipo de "relación". Lo siento, Gia.
- ¿Cómo? ¿Por qué no?- se escuchaba bastante confundida y yo solo quise salir a gritarle que Sofía ahora estaba saliendo conmigo, pero hacer aquello solo nos traeria más problema. Escuché a Sofía suspirar, cansada.
Un parte de mi se sentía fatal por estar escuchando a escondidas aquello, pero yo en verdad no lo había hecho a propósito. Si aquella mujer nos veía juntas posiblemente se lo dijese a mi hermano.
- Estoy viéndome con alguien y esta vez voy en serio. Lo siento- Toma esa, sonreí y quise salir ahora para restregarle que estaba conmigo, pero tampoco lo hice.
- No vais a durar- apreté la bolsa que llevaba con rabia ¿Quién se creía para afirmar aquello?
- Adiós Gia- y la puerta se cerró.
Segundos después escuché como el ascensor bajaba y me permití salir de mi escondite. Miré que estuviese todo despejado y caminé hasta la puerta de Sofía, llamando la timbre.
- ¿Que quieres ahora, Gia?- dijo una Sofía cabreada. Su semblante cambió de furioso a sorprendido con una pequeña mueca de felicidad cuando me vio sacudiendo la mano- Hola.
- No sabía que ahora me llamaba Gia- bromeé como pude mientras que mi corazón iba a mil por hora de solo verla.
-Perdon, no quería llamarte así, solo es que he abierto la puerta sin saber quién era y...
- ¿Entonces esperabas a Gia?- continué mi pequeña broma mientras observaba como el nerviosismo de la hermosa mujer que tenía delante de mi aumentaba u trataba de buscar alguna palabra para solucionar el supuesto malentendido.
-No, solo que acabo de tener una pequeña discusión con ella y...- la interrumpí ya que que su voz se había acelerado mucho y estaba moviendo las manos para intentar buscar las palabras adecuadas. Dios, era tan linda.
- Es una broma, no estoy molesta- me miró como si no se creyera lo que le acababa de decir, así que le di un beso fugaz, asegurándole que no me había enfadado- De hecho... he escuchado toda la conversación.
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Yo tengo 18 años
RomanceEn edición. "¿Y tú que edad tienes?" "22" "Se va a enterar tarde o temprano que tienes 18" "No si nadie se lo dice" "Señorita Walker" En ese momento no me pude creer lo que veía... Ella iba a ser mi nueva profesora de historia.