Diana
Cuando pronuncié su nombre ella me miró en el momento de forma intensa, mientras dejaba otro apretón en mi mano. Estaba confundía, me dolía la cabeza bastante y me sentía ligeramente mareada.
Había caído mientras hacíamos el acrosport, una buena caída. Me llevé la mano que tenía libre a mi cabeza, donde me dolía. Tenía un bulto enorme.
- ¿Te duele mucho? ¿Te acuerdas de lo que ha pasado?- miré sus ojos grises un momento- ¿Te sientes mareada? La enfermera vendrá en nada.
- Solo... me duele la cabeza- lo normal después de darme un golpe a un metro de altura, vamos- Estoy bien, la verdad.
- La ambulancia también llegará pronto, así que no te muevas- ¿Am, ambulancia? ¿Habían llamado a una ambulancia? ¿Me estaba muriendo a caso? Intenté moverme un poco, pero Sofía lo impidio- Quieta.
- Profesora Johnson, me encuentro bien...- mentí, no quería estra mucho mas con ella. Mi corazón había empezado a latir acelerado al sentir su mano en la mía. No podía emocionarme por tener su preocupación y atención en aquel momento, era lo normal.
- No, Diana, te quedas en la cama hasta que venga la enfermera- insistió, haciendo la fuerza justa para evitar que me moviese.
- Walker, llámame Walker. Soy tu alumna, llámame como tal- mis palabras parecieron sentarle mal a Sofía, porque hizo una mueca de disgusto y continuó sin soltar mi mano.
- Sí, lo siento, Walker... solo quédate en la cama hasta que llegue la ambulancia- Al escucharla, suspiro. Mierda, la cabeza era un bombo. Cerré los ojos en busca de alivio, lo que no me esperaba era sentir la mano de Sofía en mi cabeza, acariciando con cuidado. ¿Quién entendería a esta mujer?
Disfruté de su mano en mi frente unos minutos, recordando todas las veces que ella me había acariciado la cabeza en las fiestas.
- Gracias por cuidarme siempre que me pongo mal...- ella se avergüenza, lo se porque su mano duda en sí retirarse de mi frente o no, pero se queda y lo agradezco.
- Estoy aquí para cuidarte, Walker.
- Si... para eso están los profes no? Para cuidar de los alumnos- comentó con cierta molestia, haciendo que la mayor mantuviese un largo silencio por unos segundos.
- Estas enfadada... por la conversación del otro día, no?- miré sus profundos ojos grises y suspiré.
- Si, Sofía. Sí estoy enfadada... por que... porque...- Me callé. ¿Que sentido tenía decirle que me gustaba? Que quería olvidar que era mi profesora y volver semanas atrás.- Déjalo, no es nada.
- ¿Te molesto algo de lo que dije?- la miré sorprendida ¿Realmente me estaba preguntando aquello?
- En serio me lo estas preguntado señora "solo soy tu profesora"- Mencioné con molestia, tratando de que mi voz no se viera afectada por el dolor de mi cabeza que solo iba a más- Estoy enfada con todo, Sofía. De qué me gustes, de que seas mi profesora y de que no podamos seguir teniendo citas, por que claro, ahora eres solo mi profesora ¿no?
Sus ojos estaban ardiendo, estaba molesta por mi recriminatoria. Iba a disculparme, a decir que no pensaba con claridad por culpa del incesante dolor en mi cabeza, pero no pude mover mi boca.
Sofía me estaba besando. Un beso lento, suave, donde su mano había pasado de mi frente a acariciar mi mejilla con delicadeza.
- Si fueras solo mi alumna no estaría todo el tiempo mueriendo por besarte- susurró contra mis labios- ¿Lo entiendes?
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Yo tengo 18 años
RomanceEn edición. "¿Y tú que edad tienes?" "22" "Se va a enterar tarde o temprano que tienes 18" "No si nadie se lo dice" "Señorita Walker" En ese momento no me pude creer lo que veía... Ella iba a ser mi nueva profesora de historia.