Diana
Debido al golpe en la cabeza me pasé la semana entera en casa a recomendación del médico. Para mi suerte no tuve nada grave más haya de una fuerte contusión.
Hoy ya era lunes y me había saltado una semana de exámenes (suerte que todos los profesores me dijeron que no me preocupara). Tenía primera hora con Sofía, y si decía verdad no tenía muchas ganas de verla. Bueno, si tenía, pero no iba a reconocerlo.
Tal vez estaba enfadada con ella, tal vez estuviese un poco celosa de la mujer con la que vino el otro día a mi casa. Pero no iba a afirmar nada.
Pensé en quedarme en casa otro día más, decir que me dolía la cabeza aún y no moverme de la cama mientras veía series. Estupenda idea que se hubiera llevado a cabo si no hubiese sido porque mi hermano intentó llevarme al médico para que me vieran, porque no era normal que me continuara doliendo la cabeza, así que me vi obligada a decir que no era para tanto y que si podría ir a clase.
-Si te encuentras mal, llámame- fue lo que dijo cuando me dejó en la puerta del instituto, preocupado.
Cuando llegué a clase dejé mi mochila en la mesa de la última fila, junto a Lisa y me senté. Lo siguiente que hice fue apoyar la cabeza sobre la mesa y cerrar los ojos, esta semana me había vuelto a acostumbrar a levantarme tarde, y hoy hacerlo a las siete de la mañana había sido una tortura.
-Vaya, que ojeras lleva hoy la profe- me dijo Lisa mientras miraba como Sofía entraba al salón y acomodaba sus cosas en el escritorio. Levanté mis ojos y la miré, sin duda se veía cansada.
¿No estaría durmiendo bien? Me preocupé un poco, un poco bastante, pero recordé nuevamente a la mujer que iba con ella en mi casa y negué.
- Habrá tenido sexo toda la noche- le contesté, sin importancia, cruzándome de brazos.
- Ohhhh ¿Celosa?- Lisa se limitó a reír y yo le miré en silencio, una advertencia- Diana está celosa de que su novia tenga ojeras.
- Cállate, Lisa- fui a coger algo para tirarle a la cara, tal vez un lápiz, pero una voz me detuvo.
-Señorita Walker, si tienes algo que comentar, la invito a que pase enfrente de toda la clase y lo diga- dejé el lápiz sobre la mesa, mirando terriblemente mal a mi amiga.
- Lo siento, profesora Johnson- me disculpé, mirándola tan solo un segundo. La escuché suspirar justo antes de que empezase a hablar sobre el temario de la clase de hoy.
Pasados los minutos el timbre sonó de fondo y me sentí como si acabara de ganar un gran premio. No había escuchado nada, absolutamente nada, solamente que si Francia, que si franceses y que si invasión.
Me puse la mochila que estaba en el suelo y me fui con Lisa dirección a la puerta.
- Señorita Walker ¿Se puede quedar un minuto?- escuché que me llamaba detrás de mí alguien. Sabía por el tono de su voz que estaba un poco ¿Molesta?
- Lo siento, profesora Johnson, pero tengo clase y no quiero llegar tarde- le respondí sin girar a verla y salí por la puerta acompañada de Lisa con prisa.
****
- ¡Dios! Este es el mejor bocadillo que ha existido en todo el mundo- dijo Cami prácticamente gritando mientras masticaba su almuerzo.
- No grites- le regañó Leo, mirando su nuevo móvil. Había perdido el anterior a saber dónde, así que no tuvo más remedio que comprarse uno nuevo.
- No le regañes. Tiene todos los motivos para gritar ¿Tu has probado esos bocadillos? Los que hace el padre de Cami son los mejores- se puso ahora Lisa a defender a su amiga.
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Yo tengo 18 años
RomanceEn edición. "¿Y tú que edad tienes?" "22" "Se va a enterar tarde o temprano que tienes 18" "No si nadie se lo dice" "Señorita Walker" En ese momento no me pude creer lo que veía... Ella iba a ser mi nueva profesora de historia.