Capítulo 6

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Diana

Pasaron las horas de la tarde en la que nosotras nos continuábamos divirtiendo jugando y luego haciendo un karaoke a pleno pulmón.

Casi a la hora de cenar, la puerta principal se volvió a abrir y supimos que Marco, el primo de Lisa había vuelto de su trabajo. Habíamos hecho algo de cena para nosotras cuatro y también para él, nos sabía mal no hacerlo después de utilizar su casa como hogar provisional todos los fines de semanas.

Lo que no nos esperáramos era que llegase junto con Maria, que lucía un poco avergonzada por presentarse con él. Entonces recordé que aún tenía que contestar sus mensajes, que ni siquiera había abierto el chat, y me sentí fatal por haberlo olvidado.

- Podrías haber avisado de que Maria venía a cenar y habríamos hecho comida de sobra, Marco- le dijo Lisa a su primo un poco enfadada, este se encogió de hombros y miró a su compañera.

- Yo solo venía a hablar con Diana un momento- aclaró rápidamente y los ojos de todos me miraron- ¿Podemos?- preguntó María a mi lado mientras que Marco desaparecía hacia las habitaciones, seguramente a cambiarse.


- Sí, claro- mis amigas se hicieron las desentendidas, como si no quisieran meter la oreja en nuestra conversación. Así que señale la puerta que daba al exterior de la casa- Vamos allí para evitar a las chismosas.

Junté la puerta de la casa y miré a María, quien se veía un poco seria.

- Lisa me contó lo que te ocurrió ¿Estás bien?

- Sí, sí. Ya sabes, una vez lo sueltas todo estás mucho mejor- la pelinegra se vio apenada en aquel momento al escucharme.

- Tendría que haberte acompañado, lo siento.

- No te preocupes, Sofía, la otra mujer de la disco me encontró- María levantó las cejas y yo me sentí fatal otra vez. Ella hacía el favor de acompañarme a la discoteca y yo solo estuve pendiente de otra mujer.

Era una acompañante de pena.

- ¿No te hizo nada, verdad?- negué rápidamente y ella suspiró aliviada. Debería sentirse responsable, después de todo era mayor que yo- Está bien.

Un silencio algo incómodo lleno el ambiente. Miré la puerta de la casa y me mordí el labio, queriendo dar por finalizada la conversación. María pareció entenderlo porque volvió a hablar.

- Creo que tendría que irme ya a casa. Nos vemos, y si necesitas ayuda otra vez no dudes en llamarme, es un placer acompañarte- un guiño de ojos me robo una sonrisa.

- Lo tendré en la cabeza para la próxima vez que Lisa me arrastre a una de sus fiestas- ella pareció sonreír aliviada. Finalmente, se despidió y se marchó a su casa.

Cuando entré otra vez a la casa la mesa ya estaba puesta y Leo junto a Lisa estaban terminando de poner la comida en los platos.

****

A la mañana siguiente me desperté por los gritos de Cami y Lisa para hacer el desayuno. Siempre igual. No sabían hacer un desayuno sin montar un escándalo que se enterara hasta el vecino del otro pueblo.

Personalmente, me sorprendía que nuestros padres nos dejaran pasar juntas los fines de semana, más teniendo en cuenta como éramos, pero no iba a ser yo quien les dijera el escándalo que hacíamos.

- Callar- dije medio cabreada ya que no me gustaba levantarme, a quien le gustaba aquello, dormir era un paraíso. Enseguida se hizo el silencio, un silencio interrumpido por mi móvil.

Yo tengo 18 añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora