Sofía
Había pasado exactamente una semana y media desde que Diana y yo empezamos a salir oficialmente. Se podría decir que ahora mismo era la persona más feliz del mundo con la más pequeña a mi lado.
La única cosa que me preocupaba era James. Cada vez su insistencia hacía la castaña se hacía mayor y más notoria. Por lo que me había contado Diana, ahora no solo iba a sus clases de educación física, si no que también se paseaba por el patio cerca de ellas y las saludaba todos los días.
Diana no asociaba esto a que a él le gustaba, después de todo era su profesor. Au que claro, yo también era su profesora, pero nos habíamos conocido en situaciones completamente diferentes.
Estaba claro que aquello era unilateral, Diana no tenía ningún interés en los hombres, pero si tenía miedo de que le pudiera hacer algo. Tal vez era un poco paranoica y estaba siendo sobre protectora con ella, pero James no me daba buenas vibraciones.
- Deja de mirar a James- escuché una voz detrás de mí y me giré confundida. Era Daniela, que sostenía su bolso cargado de exámenes en una mano.
- ¿Qué?
- Que ya se que te gusta el profesor James, pero no tienes que estar todo el rato mirando o llamando su atención- frunce el ceño sin dejar de analizar lo que me estaba diciendo. No estaba llamando la atención de James porque me gustaba, solo porque no para de comerse con la mirada a mi novia- No vengas haciéndote la sorprendida porque se te nota a quilómetros- y ahí fue cuando no pude evitar que una carcajada saliera de mi boca y que ella me mirara más cabreada.
¿A caso Daniela tenía las hormonas más revolucionada que los adolescentes? Posiblemente.
- Perdón, perdón. Solo que me hace gracia que pienses que me gusta- ella me miró sin entender- Soy lesbiana, me gustan las mujeres, solo las mujeres, no los hombres.
Ella se mantuvo unos segundos en silencio, analizando mis palabras que parecían haberle caído como un balde de agua fría.
- ¿Entonces no te gusta James?- preguntó otra vez mientras su cara cogía un color rojizo.
- No, claro que no. Todo tuyo- entonces oímos un sonido en la puerta, como si alguien se hubiera tropezado con algo. Fui a ver quién era pero no había nadie, quien quiera que estuviera en la puerta se había ido corriendo. Me giré otra vez dirección a Daniela que seguía completamente roja- No le diré a nadie que te gusta James, tranquila- tampoco hacía falta, pues todo el mundo en este centro lo sabía.
Ella no contestó, se subió el bolso cargado bien al hombro y salió de la sala de profesores.
*****
Diana
Estabamos todas en la cafeteria, comiendo nuestro almuerzo. Era un día tranquilo, sin nubes y con el sol de invierno alumbrandonos.
- ¿En serio? No me lo puedo creer- escuché que decían nuestros compañeros en la mesa de al lado.
- ¿Qué sucede?- preguntó curiosa Cami mientras se acomodaba bien en la silla para poder hablar también con ellos y escuchar el chisme.
- ¿No os habéis enterado?- nos miramos entre nosotras para ver si alguna sabía de lo que estaba hablando o pudiese imaginarlo. Nos volvimos hacia nuestro compañero de clase y negamos a la vez- Resulta que uno de segundo ha descubierto que la profesora de historia es lesbiana- y ahí fue cuando mi corazón se detuvo- No parecía ser lesbiana.
- No veo el notición- dijo Lisa a mi lado de lo más normal. Le di un golpe por debajo de la mesa mientras la miraba, podia estragularla ahora mismo si no se callaba. Seguro que iría a hacerse la listilla diciendo que ella ya lo sabía- ¿Que diferencia hay en que le gusten las mujeres o los hombres? Es nuestra profesora y su orientación sexual no va a afectar a como te imparta las clases.
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Yo tengo 18 años
RomanceEn edición. "¿Y tú que edad tienes?" "22" "Se va a enterar tarde o temprano que tienes 18" "No si nadie se lo dice" "Señorita Walker" En ese momento no me pude creer lo que veía... Ella iba a ser mi nueva profesora de historia.