Estaba a punto de pulsar el botón de llamar cuando alguien abrió a mi puerta. Mi padre, estaba claro, él era el único de la casa que abría las puertas sin tocar dos veces antes.
-Hija la cena está lista- me avisó.
- Ya voy- borré rápidamente el número de teléfono que había escrito en la pantalla antes de levantarme de la cama. Mi padre se marchó de nuevo a la cocina, dejando la puerta de par en par. Me dirigí al escritorio, abrí un libro y metí el papel dentro. No quería que mi familia lo encontrara.
En ese momento mi teléfono vibró. Era un mensaje de Lisa.
Lisa: a las 11 te quiero lista ehhhh.
Menos mal que era viernes y mañana no había clase.
Todavía no había pensado en la persona que me acompañaría, y mierda, no quería ir sola, así que me puse a mirar mis contactos con cierta desesperación y rapidez.
Sí, ella podía ser mi acompañante. Miré su nombre escrito por última vez antes de marcar. Ella era mi última esperanza en aquel momento.
-Diana, ¿Ocurre algo?- su voz destiló preocupación, y no me extrañaba desde que nos conocimos le había llamado en contadas ocasiones.
- No, no pasa nada tranquila... Oye María ¿Esta noche la tienes libre?- pregunté mordiéndome el labio con cierta incomodidad. Tampoco quería que se creyera que era una cita o algo así, era más bien un favor.
- ¿Esta noche? Sí, sí. No tengo nada- Genial, pensé levantándome de la cama.
- Sé que es un poco tarde y eso, pero ¿Te gustaría venirte conmigo y Lisa a una discoteca?- silencio por unos segundos y yo recé por escuchar una respuesta afirmativa. Porque si ella no venía, no vendría nadie.
- Claro, ¿A qué hora paso a por ti?- suspiré aliviada, empezando a moverme por toda la habitación.
- A las 11 estate en mi casa. Lisa vendrá a por nosotras.
- Claro, nos vemos- se despidió justo antes de colgar la llamada y me dejé caer a la cama. María era alguien con quien podía contar para este tipo de cosas.
Ella y yo éramos, habíamos sido, algo complicado. Nos habíamos acostado con anterioridad algunas veces este verano, un rollo de verano donde solo nos veíamos cuando quedábamos con Lisa y su primo.
Flashback
Lisa me acababa de convencer de que me pusiera los tacones nuevos, no es que fueran los más cómodos del mundo, si no todo al contrario... pero eran preciosos, eso era lo que repetía la rubia cada vez que los veía en mi cajón por estrenar.
Terminé de atar la anilla del zapato cuando el pitido de un coche en la calle nos hizo levantar la cabeza. Marco, el primo de Lisa ya había venido a por nosotras.
- Vamos, ya están ahí bajo- se quejó Lisa tomando su bolso que estaba sobre mi cama.
Bajamos las escaleras corriendo, despidiéndome brevemente de mi madre que estaba en el sofá viendo una película de los más tranquila, con el ventilador apuntando hacia ella.
Una vez en el coche saludamos a Marco y a la mujer que había a su lado. Una pelinegra con la piel bastante blanca, o al menos aquellos eran los rasgos que se veían a primera vista.
- ¿Quien es ella?- preguntó Lisa mirando desde atrás al asiento del copiloto con curiosidad.
- María, es una compañera del trabajo- contestó Marco, arrancando el coche y empezando a conducir.
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Yo tengo 18 años
RomanceEn edición. "¿Y tú que edad tienes?" "22" "Se va a enterar tarde o temprano que tienes 18" "No si nadie se lo dice" "Señorita Walker" En ese momento no me pude creer lo que veía... Ella iba a ser mi nueva profesora de historia.