Diana
- Vamos, rápido- me decía mi mejor amiga mientras me estiraba con insistencia del brazo para llegar antes a la residencia.
- Estoy yendo- me quejé, siguiéndola.
- Sí, a paso de tortuga- me estiró aún más del brazo para que me diera prisa y señalo en frente, como si fuese una aventurera en busca del tesoro- Vamos, quiero enseñarle las fotos.
Me limité a rodar los ojos. Había estado así desde que volvimos el otro día de la excursión. Durante nuestra visita al botánico, Lisa se la había pasado haciendo fotos a todo, literal y absolutamente fotos de todo, desde los gatos que dormían con calma hasta un par de piedras insignificantes del suelo.
Entramos a la residencia y a ella poco le faltó para gritar el nombre de mi abuela, suerte que ella estaba en la puerta, sentada en su sillón con una manta echada por encima.
- Mira que fotos he hecho- mi mejor amiga se acercó ilusionada cuando vio a mi yaya, quien le dio dos besos en la mejilla, viendo atenta lo que le enseñaba con una sonrisa en la boca, achuchando los ojos para poder ver mejor.
-¿Y como esta mi nieta?- preguntó cuando me acerqué al lado de mi amiga.
- Bien abuelita- le dejé un beso en la mejilla y le removí el pelo- Una cosa, ¿Sabes si esta aún por aquí Sofía?- pregunté algo impaciente, viendo a ambos lados. No la había podido estar con ella a solas desde el lunes en clase, pues durante la semana las cosas se habían ido complicando y por a o por b no habíamos podido tener ningún momento solas. Y si era sincera tal vez me estaba muerte do por volver a besarla.
- Si, creo que aún no se ha dio, la he visto yendo hacia las máquinas expendedoras de detrás - no pude evitar que se me formara una sonrisa en los labios, mirando hacia el pasillo que me decía.
- ¿Puedo?- le pregunté a mi yaya, poniendo las manos en mi espalda y haciendo un puchero.
- ¿En serio me estas pidiendo permiso para ir a verla? Anda, ves antes de que se vaya- asentí con una sonrisa dándole un beso en la mejilla antes de ir a buscar a la más mayor, escuchando a Lisa reir mientras continuaba buscando que fotos enseñar.
Camine/corrí por el pasillo con cuidado de no tropezar con ningún anciano hasta las máquinas expendedoras, ella estaba de espaldas a mi, esperando a que se preparar su café. Baje el ritmo y me acerque con lentitud por su espalda para luego abrazarla haciendo que diera un pequeño saltito.
- Diana, dios, que susto ¿Me quieres matar?- exclamó cuando se percató de que era yo la que estaba aferrada a su espalda mientras trataba de esconder mi sonrisa en su hombro.
- Quien sabe... -la mire con complicidad por encima de su hombro, aferrada a su cintura- Buenas tardes, Jhonson- intenté sonar lo mas seria posible, aunque la pequeña sonrisa en mis labios me delatara por completo.
-Buenas tardes, Walker- me devolvió el saludo con una sonrisa. Escuchamos la máquina pitar avisando de que estaba ya listo su café así que la libere de mí agarre.
Acuno el café entre sus manos que echaba humo y le daba calor y luego me miró sonriendo, acercándose un poco más a mí no sin antes mirar a ambos lados.
- ¿Quieres dar una vuelta por la residencia? Los ancianos han preparado decoración de navidad- me preguntó mientras me extendía la mano y sostenía el café con la otra.
- Si, claro- intenté que no se notara mi emoción de dar una vuelta con ella pero fallé estrepitosamente, así que tomé su mano y la acerqué a mí, entrelazando nuestros dedos mientras veía que una pequeña sonrisa se le formaba ¿Como podía ser tan linda?
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Yo tengo 18 años
RomanceEn edición. "¿Y tú que edad tienes?" "22" "Se va a enterar tarde o temprano que tienes 18" "No si nadie se lo dice" "Señorita Walker" En ese momento no me pude creer lo que veía... Ella iba a ser mi nueva profesora de historia.