Let me love you [Yoonmin] ©

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Cierta mañana, en el primer espacio libre entre las clases de la universidad, caminé hacia el patio. Miré hacia el frente, y vi a mi grupo de amigos de siempre. Cinco fabulosos chicos que me acompañaban desde hacía ya mucho tiempo y que me llamaban efusivamente como si me extrañaran por no haberme visto en años, pero no me sentí interesado en ir. Todos se sorprendieron al verme caminar en dirección opuesta, hasta aquel lugar vacío al que nadie iba... o casi nadie.

Nervioso, pues no sabía qué pasaría, tomé asiento junto a Park Jimin, quien estaba vestido de negro y todavía se escondía bajo su capucha. Tras haber notado mi presencia, el chico, quien era un par de años menor que yo, subió el cuello de su campera para poder ocultar su cara aún más y pretendió acomodar sus auriculares.

Carraspeé.

—Hola, Jimin.

Silencio.

—Soy Min Yoongi, tal vez no me conozcas.

Más silencio.

—Sin embargo, vine aquí a hacerte compañía.

Jimin comenzó a mover su cabeza como si estuviera disfrutando de una melodía, y yo lo observé. Seguí con mis ojos el cable de sus auriculares, y pude ver que este terminaba en uno de sus bolsillos. Aunque...

—¿No vas a conectarlos?

Jimin abrió grandes sus ojos. Sus mejillas se tornaron rojas en cuanto notó de lo que le estaba hablando, y guardó sus auriculares en su mochila lo más rápido que pudo. Bajó su cabeza.

—¿Sucede al--?

—Esto no es el jardín de niños o la secundaria, Yoongi. Las personas podemos estar solas, y estar bien estando solas. Ya no existe esa presión de tener a alguien al lado para ser alguien. No es necesario que pases tu valioso tiempo con el chico raro. Si esa era tu gran obra caritativa del día, es en vano. Puedes irte. Si viniste a burlarte, con más razón puedes irte.

Lo miré, sorprendido. Aclaré mi garganta.

—No es eso. Vine porque quiero estar contigo.

—¿Por qué?

—Nunca hemos hablado.

—¿Y eso?

—Me gusta hacer nuevos amigos.

—Hay miles de buenas opciones, ¿Justamente quieres que yo sea tu amigo?

—Claro. Tú también eres una buena opción.

Jimin rió sarcásticamente y se cruzó de brazos.

—Ya, ¿Cuánto te ofrecieron?

—¿Qué?

—¿No van a pagarte? Tal vez te dijeron que si hacías esto harían tus trabajos el resto del año, ¿Verdad?

—¿De qué estás hablando?

—¿¡Por qué estás aquí conmigo!?

—Porque así lo quiero, ya te dije. Tú--

En medio de mi frase, Jimin se paró y se marchó hacia otro lugar solitario en donde no pudiera ser encontrado. Podría haber jurado que al irse él podía sentir sus ojos picar por las lágrimas.

Por otra parte, yo sólo lo vi alejarse. Había sido un mal comienzo, pero por alguna razón, quería seguir avanzando.

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