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Jimin entró a su casa y subió hasta su habitación sin decir nada. Yo me quedé con su mamá en la puerta. Ella me miró con una pequeña sonrisa.





—Yo... no sé cómo agradecerte esto. Puede que no haya sido algo demasiado grave, pero ya sabes...

—Sí, es bueno que haya regresado a casa.

—Es bueno que hayas aparecido en su vida, Yoongi. Se nota que lo quieres mucho... y puede que note algo más.

—Me temo que está en lo cierto —reí, incómodo, y rasqué mi nuca.

—Por favor, si no tienes nada que hacer, quédate con nosotros a cenar, y pasa aquí la noche. Sería lindo para Jimin, y también para nosotros.





La miré. El brillo en sus ojos hacía que fuera imposible negarme, y terminé accediendo. Insistí en ayudarla, y eso hice. Juntos preparamos la cena mientras le contaba un par de cosas a medida que ella me las preguntaba. Sin embargo, a pesar del agradable ambiente, no podía evitar pensar en Jimin. Él seguía en su cuarto, y no tenía idea de cómo se estaba sintiendo.

Cuando la cena estuvo lista, el señor Park llamó a sus hijos a que bajaran al comedor. Ji Hyun corrió escaleras abajo para saludarme con una sonrisa, pero Jimin se detuvo a la mitad en cuanto me vio. Caminó lentamente hacia la mesa y se sentó a mi lado, en donde todos esperaban que se sentara. En ningún momento apartó su mirada del plato, ni habló, ni dio explicaciones cuando le preguntaron por qué se había marchado. Sólo se había limitado a encogerse de hombros.

La hora de dormir llegó, y tras haberme puesto unas prendas que me habían prestado para descansar más cómodo, entré a la habitación de Jimin. Él estaba sentado sobre su cama. Había un colchón en el piso. Lo miró, y bajó, sentándose allí.





—Duerme tú arriba.

—J--Jimin--

—Sólo hazlo.





Obedecí y me recosté en su cama. Me tapé y vi cómo la habitación quedó a oscuras. Me encontraba boca arriba con ambas manos sobre mi estómago. Algo no andaba bien, y comencé a creer que ese algo era yo.





—No te preocupes —dije, de pronto—. Tu mamá fue muy linda conmigo, y realmente quería que me quedara. Me iré en la mañana, ¿Sí? Ya no quiero molestarte.

—¿Qué?

—Sigues enojado, Jimin. Eso es más que evidente. No quiero molestarte.

—N--no estoy enojado. Es sólo que esos... bajones emocionales volvieron cuando estuve fuera de casa. La otra vez te había llamado, pero ahora estuve solo.

—¿De nuevo no sabes por qué pasa?

—En parte lo sé. Había llegado a la conclusión de que no podría jamás confiar en alguien, ya sabes... sé que fui un exagerado, y lo siento mucho, pero no te das una idea de lo terriblemente imposible que me resulta llegar a creer en que me están diciendo la verdad. Más aún con esas promesas de quedarse siempre.

—Eso--

—Sí, es todo por ti. Ahora ya sé la verdad, pero hay... algo en mi interior que no me deja creerlo del todo por las dudas, y lo detesto.





Escuché un sonido, y giré mi cabeza en su dirección. Por las luces de la calle que entraban de afuera podía ver su silueta. Se había sentado mientras abrazaba sus rodillas, como solía hacer casi siempre.





—Lo siento. Yo en serio quiero creerte.

—¿Podrías venir aquí?





Jimin subió a la cama. Dudó un poco, pero luego se decidió por meterse bajo las sábanas junto a mí. Tomé sus manos y dejé un beso sobre ellas.





—Yoongi... esto no pasará de la noche a la mañana.

—Seré paciente. No me molesta.

—¿Y si nunca se detiene? ¿Y si estos sentimientos se siguen apoderando de mí por siempre?

—No habría ninguna diferencia. Seguiré ahí, lo prometo. Te lo prometo a ti, y a esa parte de ti que nunca me cree.

—Eres tan lindo —susurró.





Los pequeños dedos de Jimin se entrelazaron con los míos, apretándolos suavemente, y haciendo caricias de vez en cuando. Sin embargo, no cambiaba su semblante serio.





—¿Qué sucede?

—Nada, sólo... ¿No te molesta que duerma aquí?

—Por supuesto que no.





Solté las manos de Jimin para poder acomodarme y abrazarlo como tanto quería. Acaricié con la punta de mi nariz desde su barbilla hasta su mejilla, y dejé un pequeño beso en aquel lugar.





—Hyung...

—¿Sí?

—Yo... creo que tengo algo que decirte. Después de haberlo pensado, me parece que te debo una respuesta.

—¿Por qué?

—Bueno... —sus manos se posaron sobre mi pecho, y comenzaron a jugar nerviosas con la tela de mi camiseta— t--tú me has dicho un par de cosas, y yo no hice más que haberte ignorado para evitar decirte lo que pensaba. La verdad es que cuando estoy contigo me siento... completo, libre, bien, en paz. Tú me haces sentir todo eso, y es por esa misma razón que yo... qu--que yo--





La voz de Jimin temblaba ligeramente. Subí una de mis manos hasta su cabeza y la acaricié con dulzura, en un intento de calmarlo para que pudiera seguir. Suspiró.





—Por eso mi sueño se volvió una persona, y esa persona eres tú, Yoongi.





Jimin me miró a los ojos. Mentiría si dijera que en ellos no se podían ver cientas de hermosas estrellas.





—Sé que no está bien, que mi felicidad no debería depender de una persona, pero eso eres tú. Tú eres mi felicidad, aunque a veces no lo demuestre... y me gustas mucho. También estoy enamorado de ti.





Las mejillas de Jimin se volvían más y más rojas a medida que iba pronunciando aquellas palabras. Con una de mis manos tomé su rostro y lo acaricié con tanto cariño, con tanto amor y con tantas ganas, que hice que sonriera. Su sonrisa iluminó por completo la habitación. Reí casi en silencio, y cerré mis ojos mientras me acercaba a él cada vez más. Nuestros labios se estaban tocando, y nuestras tímidas risitas se mezclaban entre ellas. Jimin me tomó por sorpresa cuando me besó. No había nada mejor que sentir su boca y la mía uniéndose de esa forma, con esos movimientos tan suaves y cargados de dulzura que sólo él podría hacer, y que sólo a él le podría mostrar.

Una vez que nos separamos, aunque no dejamos de estar tan cerca, dejé un muy pequeño beso sobre su nariz.





—Jiminnie...

—¿Sí?

—¿Recuerdas la flor y la carta que me regalaste en Navidad?

—Sí, ¿Qué pasa con eso?

—Pues... está cumpliendo muy bien con su propósito.

—¿Por qué?

—Su significado. Me haces feliz, Jimin.





Sin saber qué decir, sólo se limitó a volver a sonreír y besarme de nuevo.

Jimin me estaba matando... pero no me importaba en lo más mínimo.

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Esto iba a ser un capítulo triste, pero terminé llorando brillitos ahre.

No sé bien qué decirles... así que espero que estén muy bien, que tengan un lindo día y que les haya gustado 💕

Let me love you [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora