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El auto se movía en silencio por la carretera. Jimin miraba distraídamente por la ventanilla. Seguro estaba perdido entre sus tantos pensamientos. Pude escuchar claramente un cansado suspiro escapándose de entre sus labios. Y lo entendía. Mi miedo era que Jimin se haya sentido incómodo u obligado a acceder a mi invitación.

Junto a nosotros se pudo ver un cartel que indicaba que estábamos acercándonos a Gapyeong. Llevábamos ya tres horas de viaje, por lo que haber visto que ya nos encontrábamos allí hacía que me sintiera muy aliviado. Tardamos tan sólo unos quince minutos más hasta haber encontrado la pequeña cabaña que había rentado para los dos. Una vez allí, detuve el auto, y ambos bajamos.

Había nieve en el suelo, y hacía mucho frío, pero nada de eso importaba al tener la belleza de paisaje que nos rodeaba. Teníamos lagos, montañas y bosques cerca. Sólo se oía el sonido de la naturaleza, lo cual agradecí, porque ayudaría mucho para que podamos calmarnos.

Caminé hacia Jimin, quien estiraba sus piernas, cansado por haber estado sentado durante tanto tiempo. Le sonreí.







—¿Qué opinas?

—Es muy bonito.

—¿Ya habías venido?

—No, nunca ¿Y tú?

—Un par de veces, de pequeño. Solíamos visitar a unos parientes. No recordaba que fuera tan bello —sonreí— ¿Entramos? Hace frío aquí afuera.







Jimin no tenía ganas de hablar, por lo que sólo asintió con la cabeza. Caminamos juntos hasta la entrada, y una vez que abrimos la puerta, ingresamos. Bajamos nuestras cosas del auto y las ubicamos en el suelo provisoriamente.

Mi novio miró a su alrededor prestando suma atención a la decoración del lugar. Se paseó por la sala lentamente al igual que cuando recorría los pasillos de la biblioteca, aunque lucía preocupado.







—¿Cuánto salió todo esto?

—Eso no importa.

—Yoongi... no tenías que gastar tu dinero en mí. Estoy seguro de que no fue poco.

—No, pero quise hacerlo. Es un regalo de mi parte y de los chicos.

—¿Los chicos?

—Me ayudaron a pagarlo.

—Oye, no... esto es demasiado. Volvamos, que te den un reembolso y tengan de vuelta su dinero.

—Quisimos hacerlo.

—Los chicos no querrían eso.

—¿Por qué piensas eso?

—Uno... puede sentir cuando es una molestia, y cuando estoy con ellos lo siento. Ustedes son un grupo de amigos que ya se conocen, e incluso estoy seguro de que cuando fueron llegando y siendo nuevos en su grupo, fueron bien recibidos al instante. Yo no tengo esa clase de vínculo con ustedes.

—Ellos te adoran. Si no hablan de la misma forma es porque saben que puedes ser más tímido, o que te cuesta hablarles. Sin embargo, eso no significa que no te quieran. Cuando se enteraron de que estaba buscando un lugar, Seokjin recomendó este, y al instante los demás ofrecieron ayudar a pagar la estadía. Puede que también se los haya pedido —admití, y miré al piso—, pero no dudaron en aceptar. Incluso querían que los llevara a tu casa, pero tú no querías ver a nadie.

—Entonces... les causo problemas.

—Jimin, te digo esto porque te amo: deja de inventar tonterías que nadie dijo. Estás inventando todo tú solo, y lo único que logras es lastimarte.







Let me love you [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora