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Suspiré por milésima vez cuando la mirada de todos mis amigos se posaron sobre mí. Todos ellos coincidían con lo mismo: tenía que decirle la verdad a Jimin.





—Yo... no vine con ustedes por eso. Quería avisarles que lo traeré conmigo para que lo conozcan y hablen con él.

—Es obvio que no querrá hacerlo —dijo Hoseok—. Nunca quiere hablar con nadie.

—¿Y qué hay de mí?

—Obviamente eres la excepción.

—¿Podrían ser buenos amigos un momento y apoyarme con esto?

—Lo hacemos, Yoongi —comenzó a decir Namjoon—, pero también porque somos esos buenos amigos que quieres que seamos por alguna razón, queremos evitar que arruines las cosas, porque no sólo él va a salir lastimado.

—Es una mentira chiquita. No es para tanto.





Sin embargo, a pesar de que así fuera, sabía que lo estaba diciendo para convencerme de ello. No sabía qué podría pasar, pero si estaba seguro de algo, era de que las mentiras son como bolas de nieve que caen rodando por una montaña. Puede que haya comenzado siendo sólo un pequeño copo, pero con el tiempo puede terminar siendo una avalancha. Más aún siendo Jimin tan sensible.

Me paré sin querer pensar mucho en eso.





—Iré a buscarlo.





Me paré sólo para dirigirme al otro extremo del campus, en donde Jimin se encontraba leyendo algo en su celular. Estaba tan distraído haciéndolo, que no se había dado cuenta de que yo ya estaba a su lado viendo que la pantalla del dispositivo estaba apagada, como cuando pretendía estar enviando textos para evitar a todos a su alrededor. Sonreí, divertido.





—Creo que funcionaría mejor si lo enciendes.





Jimin se sobresaltó a tal punto que casi dejó caer su preciado teléfono. Suspiró aliviado en cuanto me vio, y a la vez me dedicó una mirada asesina... bastante suave, se podría decir.





—Lamento no haber venido contigo, Jiminnie.

—No, está bien —miró al piso y pateó un montoncito de nieve—. Ellos son tus amigos, y son más importantes, está bien que vayas con ellos.





Let me love you [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora