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Salí de una de mis clases. Estaba realmente exhausto. Quería ir directamente a casa y dormir antes de ir a ver a Jimin al hospital. Él llevaba ya tres días allí, y yo sólo había podido ir a  verlo aquella única vez. Sin embargo, lo encontré frente a la puerta del salón. Estaba de brazos cruzados, y tenía su capucha nuevamente. Su mirada estaba clavada en el suelo, ignorando por completo a todas las personas que por allí pasaban. Sonreí en grande, y de pronto olvidé lo cansado que estaba.








—¡Jiminnie! —exclamé, feliz.








Al haberme escuchado, me miró y se sorprendió en cuanto lo abracé. Esta vez no se alejó. Tampoco me correspondió, pero supuse que había sido un avance.








—¿Qué haces por aquí?

—Me dieron de alta... y vine a buscarte para verte —se sonrojó—. Lo siento.

—Ah, ¿Por qué lo sientes? ¡Es la sorpresa más linda que pudiste haberme dado! —pasé mi brazo por detrás de sus hombros y comenzamos a caminar— ¿Te sientes mejor?

—Algo así.

—Ya... no volviste a hacerte daño, ¿Verdad?

—No.

—No quiero que pienses que te estoy regañando, pero por favor, ya no lo hagas más. Eres importante y valioso, ¿Recuerdas?

—Lo hago... aunque no lo crea.

—Ya podrás hacerlo.

—¿Cómo estás tan seguro?








Ambos llegamos a su pequeño escondite en el patio, allí en donde siempre se sentaba. Nos sentamos sobre el césped y él se quitó su capucha. Su cabello se despeinaba un poco con el viento, haciendo que se viera lindo, muy lindo.








—Nada es imposible. Además, para la gente de afuera es imposible no quererte, ¿Por qué no te querrías tú?

—Por favor, ¿Quién--?

—Yo.

—¿Y quién más? —alzó una ceja— No veo a nadie más.

—¿Hace falta alguien más?








No estaba molesto, pero algo dentro de mí no se había sentido bien. Todos queremos la aprobación de todos, y todos queremos ser queridos, pero ¿No es importante tener al menos a alguien? Yo estaba ahí para él ¿No era suficiente?








—Olvídalo...








Un poco avergonzado, miré hacia abajo, pero volví a fijarme en él en cuanto lo oí jadear con preocupación.








—Yoongi...

—¿Qué?








De pronto, sucedió algo que me sorprendió en demasía. Las pequeñas manos de Jimin tomaron mi rostro, y una de ellas subió hacia uno de los costados de mi cabeza, acariciando con dulzura.








—Estás lastimado...

—No es nada.

—Tú... me dijiste cuando habías ido a verme que lo mío era importante. Esto también lo es ¿Qué pasó?

—Me metí en una pelea.

—¿Por qué? ¿Qué te hicieron?

—Lo peor que pudieron haberme hecho. Se metieron contigo.

—¿Eh?

—De alguna forma me enteré de quiénes fueron tus agresores, y fui a buscarlos. Eran varios, y no planeaba hacer nada, pero en cuanto los vi te recordé, recordé lo que te habían hecho hacía unos días y lo que dijiste que te habían hecho en el pasado, así que hice lo que tuvo que haber sido hecho desde un principio. Los golpeé.








Jimin me miraba con atención.








—Obvio, me superaron en número y puede que me hayan lastimado un poco, pero al final de alguna forma llegaron a prometer que no se meterían más contigo. Así que ya no tem--








Me congelé en mi lugar.

Jimin me estaba abrazando.

¡Me estaba abrazando!

Coloqué mis brazos alrededor de su cuerpo, acercándolo más hacia mí y sonreí, recostando mi mejilla sobre su cabeza.








—N--no hacía falta que hicieras eso...

—No, pero quise hacerlo.

—Te lastimaron.

—No me interesa. A ti te hicieron daño.

—Gracias, de todas formas. Siempre te estás preocupando por mí. No sé cómo devolverte todo esto.

—No tienes que hacerlo. No lo hago esperando algo a cambio.








Aunque muy, muy en el fondo sabía que una pequeñísma parte de lo que estaba diciendo era una mentira. Tal vez sí esperaba algo a cambio, pero pedirlo habría sido algo completamente loco, pues no se le pide a una persona que cambie la forma en que nos ve. Para mí, eso era un acto egoísta, pues de ser así no se tiene en cuenta lo que el otro desea. Y si Jimin no lo deseaba, entonces lo habría puesto en una situación incómoda.

Y tal vez aún así seguía esperando ese algo a cambio.








—Yoongi...

—¿Sí?

—N--nada —se acobardó.

—Ey —lo miré a los ojos, sin romper el abrazo—, puedes decirme lo que sea.








Jimin volvió a esconder su cabeza en el hueco de mi cuello, tal vez buscando la seguridad que le hacía falta para poder expresarse.








—T--te quiero —susurró muy, muy bajito.








Tal vez esperaba algo a cambio... y él no lo sabía, pero acababa de dármelo.

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¡Hola!

Son las cuatro de la mañana acá. Me desperté como a las dos y media por una pesadilla horrible y no pude dormir más, así que dije... estas horas son mágicas para escribir, ¿Por qué no lo hago? Y salió esto, ajsjajajaj

Espero que les haya gustado ♡

Let me love you [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora