¿Zerrie? ¿qué es eso? I Could Be The One. (Zayn Malik y Selena Gomez)

Esperanza.

Zayn:

Llegamos a nuestra habitación.

Los dos nos tiramos en la cama, y ella me comenzó a besar. Mis manos se deslizaban sobre sus muslos, cuando me volteé un poco, y revisé que hora era.

-Sel, Sel, Sel...-

-¿mmm?-

Preguntó, con sus labios en mi cuello.

-espera-

Ella frunció el ceño, confundida, pero se alejó.

Yo agarré el control, y puse el partido. Estábamos en pleno mundial y hoy iban a ser los cuartos de finales.

El partido de futbol estaba a punto de comenzar. El estado estaba completamente repleto, teñido de rojo y amarillo, los colores de los dos equipos. Yo no le iba a ninguno, pero prometía ser excelente.

Miré a Selena a mi lado, la cual observaba curiosa; probablemente ella lo iba a quitar, o se enojaría e iría a maquillarse o algo así. O bueno, eso es lo que hacía Perrie siempre que yo trataba de ver un partido de algo.

Comenzaron los himnos. Perímetro el de los martillos y luego el de los rojos comenzó a resonar por los parlantes del estadios, siendo brutalmente opacado por las voces de los allí presentes. Sonreí con admiración.

Al terminar los himnos los dls capitanes se tomaron las fotos iniciales y el partido comenzó.

Selena se había acomodado a mi lado, mirando la pantalla con atención.
¡Que peculiar!

No habían marcado más de ocho minutos de partido, cuando generaron una falta terrible, de los amarillos a los rojos.

-¡arbitro!-

Grité, cuando vi que el rojo numero 10 cayó al suelo. El arbitró fue hasta donde él, y lo ayudó a levantarse, pero no pitó la falta.

-demonios, ¿viste eso? Que mierda ese arbitro-

Alegó Selena. Su ceño estaba fruncido, y señalaba a la pantalla.

-¿te gusta el fútbol?-

Pregunté, bastante sorprendido. No había conocido ninguna chica a la que le gustara. En mi casa, cuando se quería ver un partido, teníamos que enviar a mi mamá y a la chicas a comprar cosas al centro comercial, de otro modo, ninguna nos iba a dejar en paz.

-me encanta-

Respondió Selena, extrañada de la pregunta.

-¿en serio?-

-cada viernes era viernes de futbol, en Texas-

Me explicó.

-aunque no hay cosa más deplorable que el ver un partido con un árbitro que no es nada imparcial-

Dijo, a modo de queja, mientras el partido seguía.

En los siguientes treinta minutos no pude parar de gritar ante la ridiculez de mal arbitraje que se estaba mostrando en el campo de juego. Selena también lazaba malas palabras de un momento a otro.

Parecíamos unos mejores amigos adolescentes viendo futbol en la casa de alguno de ellos, un sábado por la tarde, justo después de salir del instituto. Era increíblemente cómodo.

-¡eso es penal gran hijo de puta!-

Grité al arbitro, como si pudiera escucharme...y casi pareció hacerlo, ya que, casi en un acto de compasión con los rojos frente a su mal trabajo hasta ahora, pitó el penal.