Capítulo 1. Universidad

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MIA

Los pasillos de la Universidad están tan repletos de gente que de verdad y es un tanto estresante.

—No puedo creer que vuelva aquí.

—No es tan malo — menciona Adam.

—¿Dónde está Aiden?

—No lo sé. No ha llevado muy bien su separación con Dina.

—Esa mujer no vale la pena.

—No todos superamos tan rápido el saber que tu novia solo te usó para que sus padres no descubran que le gustaban las chicas.

>>Creo que el engaño fue doble, no solo se fue con otra chica, sino que hizo y nuestro hermano no crea en nadie más. Sé que pronto encontrará a alguien, trato de ser positivo por él.

>>Yo lo estoy apoyando pero es casi imposible cuando él es muy cerrado.

—Eres un buen hermano — exclamo, paso mi brazo por espalada y lo abrazo—. No puedo creer que me hayas superado de tamaño. Estás mucho más alto.

—Para Aiden y para mí siempre serás la hermana que debemos cuidar, Mia. Sin importar tu edad.

—Eso me hace sentir vieja.

—Nah, eres la más bonita.

—Adam te juro que eres el hombre más dulce del mundo. Pero cambiando de tema, ¿Dónde está tu habitación?

—En el ala este, solo seremos los dos así que vamos a estar tranquilos. ¿Tú estarás por aquí?

—Nop, creo que prefiero ir a mi departamento. Eso de compartir habitaciones lo hice cuando fui a España y no me agrado mucho.

—Iré por las llaves, ¿quieres esperarme aquí?

—Iré a la cafetería, espero no haya mucha gente.

—Bien. Te llamaré al teléfono.

—Listo.

Camino entre la multitud, busco el lugar que deseo y finalmente me alegra saber que no hay tanta gente como en todo el campus, es normal, ahora mismo la mayoría de chicos están desempeñados en dejar sus pertenecías en sus habitaciones.

—Un té frío de menta y una galleta de chocolate.

El chico de la cafetería me mira coqueto, paso una mecha de mi cabello detrás de mi oreja y le estrecho mi billete de veinte.

—Aquí tienes, dulzura.

—Gracias.

Cancelo mi pedido y busco una mesa libre. Alguien choca conmigo y mi té cae el piso.

—¡Lo lamento! De verdad lo siento, no te vi... yo solo... — despacio levanto mi rostro y una bella chica me mira preocupada. Su cabello es ondulado, sus ojos son de un azul muy profundo, es simpática, pero mucho más joven que yo.

—No te preocupes.

—Compraré una nueva bebida para ti. Juro que no fue mi intensión, solo que...

—Calma. Es solo un té, no pasa nada.

—Tu camisa se ensucio — señala a alguna prenda de mi cuerpo.

—No importa, ¿sabes? No me gustaba tanto esta blusa.

—¿Metiéndote en problemas, pequeña?

—Max.

Pestañeo pausadamente, un hombre nos observa a las dos. Su cabello es de un color chocolate, bien peinado y cuidado, sus ojos son igual de azules que el de la chica, tiene una mandíbula muy varonil junto a una barba bien definida, es un poco más alto que mis hermanos, como 1.90 de altura.

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