Capítulo 29. Terapia intensiva

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ALEXIA

Podía sentir a los médicos encima de mí y eso a veces me molestaba, me encontraba más que bien, solo que las revisiones eran grandes.

Tenía alguien que revisaba mis ojos y otra persona que curaba mis manos, ya que esa mujer me las esposó para que no pudiera ni siquiera moverme dentro de la tumba, apenas recordaba a alguien ponerme en esa casa y una desesperación mia al ver todo negro... de ahí no recuerdo nada más, solo que desperté con Aiden a mi lado.

—Puedes llevarla al cuarto, quiero que se quede esta noche bajo vigilancia.

Mientras los demás me alistan para pasarme a la cama, yo pregunto por mi padre y me dicen que se encuentran afuera, con toda mi familia. Respiro pausadamente mientras ellos revisan los análisis de mi sangre.

—No hay una intoxicación ni nada, pero podemos colocarme un relajante muscular para que duerma relajada.

Sin quejarme, lo acepto. Es lo que más quería, un poco de paz después de todo.

AIDEN

<<Debo ser fuerte>>

Solo eso me puedo repetir una y otra vez. ¿Cómo actúas después de que las personas que amo están en peligro?

Mi mitad yo. Mi hermano gemelo.

Mi hermanita, la pequeña Mía.

La mujer que amo.

Papá parece querer morir en cualquier momento. No sabemos nada de ellos y ya van a ser más de 5 horas por parte de mis hermanos, Alexia llegó más tarde.

El silencio nos carcome.

Es doloroso...en extremo

Quiero respirar, pero mi corazón late y late sin tener una respuesta positiva. Es como si mi pecho quiere salir de mí.

Duele.

Demasiado... más de lo que yo pensaría.

Ahora mismo he perdido absolutamente todo, excepto la esperanza. Solo quiero que alguien salga y me diga que todo estará bien.

Abrazo a mamá con fuerza, ella me refugia en sus brazos y puedo llorar con calma. Se siente caliente, pero algo le falta a mi corazón.

Las horas aquí eran devastadoras.

AVRIL

—¿El tío Cris dijo algo? — Mamá me abraza con fuerza. Besa mi cabeza y llora un poco.

—Todo estará bien, mi pequeña. Lo estará.

Mis ojos lloran mucho más.

Adam

Me sentía tan mal, porque fui tan tonta y egoísta, que al pensar en la felicidad de otros no vi la mía.

—¿Y si algo malo les pasa?

—No será así. Confiemos en que Cris hará lo que esté en sus manos para salvarlos.

—Es que...

—Chss...

—Max — menciono al recordarlo—. Mamá, Max debe saberlo.

—¿Qué cosa?

—Mia.

—¿Mia?

—Es la novia de Max. Él debe volver... debo llamarlo.

—Espera, Avril...

Corro mientras mamá grita mi nombre, ingreso a uno de los baños y le marco a mi hermano, no recibo respuesta. Vuelvo a hacerlo, contesta al fin.

TRES HISTORIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora