17 Oportunidad de amar

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Alex

Gabriel... su nombre era Gabriel.
Agache la mirada mientras oía atento lo que Lily me decía acerca de él.

—Me sentía tan sola y a su lado tan llena de vida, tan completa, tan felíz que sin darme cuenta... algo crecía en mi pecho— Pasó una de sus manos por su rostro secando algunas lágrimas que corrían por sus mejillas— Ya no era solamente una paz que sentía al estar con él y con su mundo.
Cuando te vi por primera vez en el salón de clases...— Sonríe soltando un suspiro con la vista perdida seguro rememorando aquel instante— Sentí una punzada aquí— Señalo su corazón aún con esa pequeña sonrisa en el rostro, esta vez buscando mis ojos— Sentía que tu necesitabas de mi protección, que yo debía acercarme a ti por que... por que así me gritaba algo en mi interior.

Un silencio reinaba en todo el lugar, las llamas de la chimenea poco a poco se iban apagando al no haber quien las avive para seguir brindando su luz y calor; sin embargo, luego de largos minutos en silencio, Lily continuó.

—Te veía tan solo y con un gran manto de tristeza a tu alrededor. La primera vez que vi tus ojos observé el vacío que había en tu alma, pude ver que tu tan solo eras un caparazón sin sin alma, sin vida. —Su voz temblaba un poco, pero aún así decidió no callar— Entonces supe que eras como yo, que necesitabas ayuda pero no había nadie a tu alrededor que pudiera dártela y cuando me diste la oportunidad de entrar a tu vida pude sentir que de algun modo yo era luz... era la luz que Gabriel me decía que debía de ser, aquella luz que Gabriel era para mi— Ella me miraba, lo hacía mientras yo tan solo me quedaba mirando un punto fijo en la nada, un nudo en la garganta me estaba ahogando... tanto tiempo pensé que yo era el único que tenía esos sentimientos en el pecho. Toda la gente a mi alrededor se veía tan felíz.

—Y cuando vi las heridas que traías en las muñecas me di cuenta lo roto y perdido que estabas— Su delicada mano tomó la mía mientras con ternura pasaba sus dedos por aquellas cicatrices en mis muñecas— Me di cuenta que yo era como tú, no tenía a nadie a pesar de que vivo con mi madre, pero yo jamás habría podido hacer lo que tu... lastimarme para encontrar paz en una mente atormentada y muy a pesar de que hasta ahora no conozco tu historia, historia de cada una de esas cicatrices... sé que aún llevas un peso muy en el fondo del alma que no has dejado libre y que te atormenta día a día.

Mi quijada empezó a temblar, cerré los ojos pero aún así podía sentir las lágrimas picar por salir, los recuerdos de mi hermano y de mi papá empezaron a atacar mi memoria sin compasión rompiéndome aún más

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Mi quijada empezó a temblar, cerré los ojos pero aún así podía sentir las lágrimas picar por salir, los recuerdos de mi hermano y de mi papá empezaron a atacar mi memoria sin compasión rompiéndome aún más.

Era verdad, yo aún cargaba con el resentimiento hacia mi hermano, aún no había podido perdonar su traición ya que muchas noches me quedaba casi hasta el amanecer pensando que quizá no me haya jodido tanto de haberme ido con él, que mi vida hubiera sido un poco diferente si Daniel me hubiera llevado consigo.

—Alex— Susurro Lily tomando mi mejilla de un costado y girando mi rostro hacia ella.

Poco a poco levanté la vista hacia sus ojos que no dejaban de reflejar tristeza y dolor, genial, había empezado a llorar pero malditasea que no podia más, yo no era de piedra y por más que trataba de aparentar fortaleza no lograba apartar esos sentimientos tan débiles de mi.
Patético lo habría llamado mi padre.

Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestro © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora