22 Tiempo de perdonar

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ALEX

Mi estómago se encoge al verlo... Era él... Era Daniel.

Un nudo se forma en mi garganta apretando cada vez más y más hasta ahogarme, mi corazón golpea con fuerza mi pecho, siento que mi mundo acaba de detenerse.

Sus ojos... Seguían siendo de aquél azul tan intenso como lo recordaba, su voz era diferente, más ronca y gruesa; su espalda más ancha y sus brazos más fuertes, ya no era aquél chiquillo que huyó aquella noche abandonandome.

 Seguían siendo de aquél azul tan intenso como lo recordaba, su voz era diferente, más ronca y gruesa; su espalda más ancha y sus brazos más fuertes, ya no era aquél chiquillo que huyó aquella noche abandonandome

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—Alex...— Dio dos pasos al frente y yo retrocedí como 5— Alex... Por favor...—Lo interrumpí antes de seguir oyendo otra palabra.

—¡No¡ ¡Creí que había quedado claro que no quería saber nada, nada de tí!— Grité furioso provocando un eco entre las desgastadas paredes— ¿Como pudiste hacerme esto? —Susurro con dolor hacia Lily apartando mi mano de la suya mientras sus ojos se llenan de lágrimas.
Sin embargo un enorme vacío se apodera de mi al ya no sentir su calidez cerca.

No... Yo aún tengo muchas heridas que no he podido cerrar, muchos recuerdos que no he podido olvidar y mucho dolor que aún no he podido liberar.

—Alex por favor, ella tan solo intenta ayudar— Dice Daniel tratando de acercarse una vez más. De nuevo retrocedo como si estuviera huyendo del fuego.
Doy media vuelta dispuesto a escapar de este sitió pero la voz de Daniel me detiene.

—¡Alex por favor! Tan solo te pido que escuches lo que debo decirte— Me detengo en seco, no volteo a verle—Sé que no leíste ni una de las cartas que te envié, sé que las quemaste sin siquiera saber su contenido.

Apreto las manos en puño, Lily tuvo que haberle dicho aquello ya que las cartas las había quemado delante de ella.

—No me interesa nada que venga de tí— Escupo con odio—Al igual que yo no te importe hace muchos años aunque te hubiera gritado un millón de veces que por favor no me dejaras, que por favor me escucharas.
Ahora tú no me interesas Daniel, haz de tu vida lo que se te de la puta gana y deja que yo me las arregle con la mía.

—¡Esto no se trata de mi Alex!— Dice desesperado.

Doy vuelta para encararlo y respondo
— ¿Entonces?

Veo el miedo y la duda en los ojos de Daniel, no me gusta para nada esto; los segundos pasan lentamente hasta que habla nuevamente

—Papá— Es lo único que logra articular en un susurro apenas audible.

Siento mis piernas flaquear, mi vista se pierde en la nada mientras mis oídos empiezan a zumbar.
Oigo la voz de Lily llamar mi nombre pero simplemente no puedo reaccionar. Los brazos de alguien me sujetan y me arrastran hasta uno de los sillones. No, esto no puede estar pasando, ese hombre tiene que estar muerto.

—No... No...— Murmuro tratando de volver en sí.

—Alex escúchame por favor— Daniel se arrodilla delante de mí sin tocarme lo cual agradezco— Alex, papá esta muy mal... Se esta muriendo Alex, papá se esta muriendo.

Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestro © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora