Me encontraba caminado por los pasillos de la escuela pensando en la propuesta de Alex, pues me había pedido ir al baile de graduación algo que ni siquiera se me había cruzado por la mente.
No tenían ánimos de celebrar esta ocasión con todos los idiotas de mi salón. Pensaba simplemente en invitar a Alex y derrepente a Daniel y Patrick a cenar a un modesto lugar pues no tenía dinero para una lujosa cena y peor para un vestido extravagante, maquillaje, zapatos y peinado para el baile.Alex y Daniel poco a poco estaban empezando a tener aquél vínculo de hermanos que tanto habían añorado pues ahora hacían planes como ir a ver un partido de béisbol, una noche de bolos, cine en casa o en el centro comercial, una noche de comida cacera en el departamento de alguno.
Patrick y yo los acompañabamos gustosos a todas partes.
Ellos al parecer me habían tomado cierto cariño y me veían como su pequeña hermana al igual que yo los empezaba a ver como una familia para mi, incluso me propusieron pagarme la Universidad que yo escogiera, algo a lo que me negué ya que no quería abusar de su generosidad con migo sin mencionar que estaba casi segura que obtendría una beca.Sin embargo, me hicieron prometer que les pediría cualquier cosa que necesitará estando allí, desde un shampoo hasta comida en mi nevera. Ambos tenían muy buena posición económica debido al trabajo de Daniel en las empresas de Patrick, ambos dedicados al mundo de negocios donde se desenvolvían bastante bien a decir verdad.
Alex estaba decidido a estudiar Derecho internacional para lograr trabajar en la empresa de su hermano o en algún bufete de abogados. La idea me parecía maravillosa pues trabajaría al lado de Daniel y quizás así, algún día no muy lejano, pueda hallar el perdón por completo en su corazón.Por otro lado, mi madre me había dicho que si necesitaba algo quizás podría volver a casa y pedírselo.
Aunque ella no me lo dijera, yo sabía que de algún modo le afectaría el que yo me fuera de casa ya que siempre habíamos vivido juntas. Yo fuí su única compañía por años y ella la mía.Recuerdo una ocasión en la que iba cumplir siete años y mi mayor deseo era que mi madre me regalará un pastel de chocolate que había visto en la panadería de la esquina, tenía muchas fresas y chispas de colores.
Recuerdo habérselo pedido como dos semanas antes de mi cumpleaños pero siempre me decía que no la fastidie y que no teníamos dinero.
Nunca supe si fue un sueño o en verdad pasó, pero creo haber sentido que mi madre entró a la habitación esa noche, depósito un beso en mi mejilla y acarició mi cabeza antes de marcharse murmurando.Al otro día desperté con una gran rebanada de pastel de chocolate sobre mi velador cubierto con una tapa de plástico que tenía mi nombre y el número siete al lado. Mi mamá lo había preparado para mi ya que este no contenía las fresas ni las chispas, solo una deliciosa cubierta de chocolate con relleno.
Extrañamente siempre en mi cumpleaños ella desaparecía de casa todo el día pero siempre dejaba un obsequio en mi mesita de noche con mi nombre y mi edad en ella.Mi mamá no era tan mala después de todo... Aún pienso que nunca supo como demostrarme su cariño por alguna razón, pero que si me quería, era su hija después de todo.
Nunca me faltó comida ni una casa aunque aún así me preguntaba una y mil veces la verdadera razón por la cual mi madre era así con migo. Por milésimas ocasiones se comportaba de alguna forma... Dulce con migo, pero recordaba algo y su actitud cambiaba por completo.De pronto, las risas de algunos chicos llamó mi atención haciendo que aquella capa de tristes recuerdos desaparecieran.
Escuche como empezaron a molestar a mis espaldas pues me hallaba guardando unos libros en mi casillero así que decidí no tomarles atención hasta que sentí como uno de ellos me dió una nalgada seguido de un apretón.Sin poder creerlo y cegada por un impulso, di la vuelta y lleve mi puño hacia la cara del imbécil que había hecho eso con tal fuerza que lo mandé al suelo. Demonios, jamás pensé que yo tendría tal fuerza para hacer eso.
ESTÁS LEYENDO
Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestro © [EN PROCESO]
Viễn tưởngEntonces lo miré fijamente, sus ojos estaban llenos de lágrimas Y le dije: -¿Esto ya término? Y él con el corazón partido pero sin mostrar culpa alguna, me susurro al oído diciéndome: -¡Esto nunca existió! Ce...