18 Recuerdos D&A

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Alex

Hablar de mi hermano aún me dolía mucho, mi odio hacia él y mi padre me había condenado a vivir arrastrando este peso con migo sin permitirme ser felíz.
Me estaba ahogando con todo mi pasado, debía soltarlo ya. ¿Pero cómo librarse de algo como esto? ¿Cómo podría perdonar a mi padre por haberme brindado una infancia que ningún niño debería vivir? ¿Cómo perdonar a mi hermano quien me había dejado solo sabiendo como era nuestro padre? ¿Cómo haría eso? ¿Cómo Dios mío?

—La noche que Daniel huyó de casa no pare de llorar hasta el amanecer, no por las heridas que ardían en mi piel a causa de los golpes de ese horrible ser que decía ser mi padre; sino por que me dolía el alma que mi hermano, mi única familia y al ser que yo más amaba me haya dejado solo— Suelto un largo suspiro antes de seguir— Largos y amargos años tuvieron que pasar hasta que pudiera crecer y tomar de alguna forma el control. Finalmente, decidió poner un alto a todo el abuso al cual me sometía mi padre.
Muchos años  me hacía la misma pregunta... ¿Que hubiera pasado si Daniel me llevaba con sigo? ¿Habría cambiado de algún modo para bien mi vida?

Tantos recuerdos que tenía con él aún, buenos o malos seguían en mi memoria.
Recuerdo una ocación en que desperté de madrugada asustado por una pesadilla, Daniel y yo compartíamos habitación, dormía frente a mi.

Baje de la cama, el suelo estaba helado por el frío y la nieve que había afuera de casa. Yo tendría unos 5 a 6 años.

Daniel— Susurre tímido a que me rechazara y tuviera que volver asustado a la cama— Daniel... ¿puedo dormir con tigo?

¿Qué?— Dice removiendose un poco— ¿De qué hablas Alex?

Tuve un sueño feo... ¿Puedo dormir contigo?

Alex... no, vete a la cama

Por favor Daniel, te doy de mi postre mañana si me dejas dormir con tigo esta noche— Daniel no respondía, se hacía el dormido de seguro— Daniel... por favor... tengo miedo

Daniel entre abre los ojos y me observa, de pequeño, yo tenía la costumbre de estirar un poco mi labio inferior hacia adelante cuando estaba trsite pareciendo así un cachorro abandonado.

Daniel me observa unos segundos hasta que finalmente suelta un suspiro y se hace a un lado para que yo suba a la cama y me recueste a su lado.
Con una pequeña sonrisa subo a su cama, es bastante alta y lo bultoso de las sábanas no ayudan a que me pueda agarrar para no caer al suelo.
Antes de subir la otra pierna resvalo, pero antes de caer Daniel toma mi mano y de un tirón me hace subir, lo observo unos segundos mientras el me observa de igual manera, la poca luz que entra por la ventana permite que nos podamos mirar siquiera el rostro

Pense que me dejarías caer— Le digo jugando con los dedos de mi manito

Daniel me sigue mirando, segundos despues responde.

Nunca— Dicho esto, se volvió a recostar de lado cubriéndose con las sábanas.

Mi pequeño corazón da un vuelco de alegría en mi pecho, mi hermano casi nunca me demuestra cariño, él dice que no me quierr por que le quite a mamá pero yo sé que en el fondo me ama tanto como yo a él y que nunca me dejaría solo... vaya ironía que tiene la vida.

Como olvidar la vez que yo me puse a jugar con Dante, era un perro que teníamos en casa al cual ame mucho.
Yo le tiraba la pelota muy lejos aprovechando todo el espacio libre que teníamos para corretar. Al momento de lanzar la pelota, Dante y yo íbamos tras ella para ver quien la agarraba primero.

Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestro © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora