Nota: la novela esta siendo editada, así que cualquier incoherencia que puedan leer será arreglado.
¡Que la disfruten!El invierno había comenzado, los árboles estaban cubiertos con un hermoso manto blanco por todas partes. Los días parecían ser más cortos que las noches o eso me parecían.
¿Mi nombre? Que importa.
Tal vez más adelante lo averigues.Cogí mi mochila antes de salir de mi habitación, al llegar a la sala vi a mi madre tirada en el sofá con una botella de vino vacia sobre la mesa y sus pastillas para dormir derramadas.
Lo mismo de siempre y aunque me doliera, ya estaba acostumbrada a ello.Subí deprisa a su habitación y tomé la manta qué había sobre su cama. No entiendo como pudo dormirse con el camisón de tirantes qué lleva puesto, incluso adentro de casa está helando.
Bajo deprisa y tiendo la manta sobre su delgado cuerpo.
La idea de despedirme de ella con un beso aparece pero se va rápidamente, no quiero un regaño por despertarla así que salgo de puntillas.Mi relación con ella nunca fue buena, vivir con mi mamá era como vivir sola, nadie que te de los buenos días o tan siquiera que te preguntara como estuvo tu día por que simplemente a ella no le importaba como me sintiera a pesar de que mi corazón latió dentro de ella por nueve meses.
Mi madre era casi parecida a mi físicamente, tenía la nariz pequeña y respingada, el cabello castaño oscuro y una piel clara a la que apenas se le notaban algunas marcas de la edad por el rostro pues era bastante joven aún. Era de mediana estatura y unos hermosos ojos avellanas que siempre se mantenían tristes o enfadados, no conocía otra mirada en ellos y a pesar de los años, jamás pude descifrar el por que.
Yo por otra parte, tenía los ojos del mismo color avellana qué mi madre, hasta pareciera que ella misma los hubiera impreso en mi. Mi piel era pálida y suave, tengo unos labios carnosos y rosados a demás del cabello un tanto ondulado hasta arriba de la cintura.
Tengo 17 años y no tengo más familia que mi madre, a demás, nunca fui buena haciendo muchos amigos pues los pocos que tuve se mudaron de ciudad y perdí contacto con ellos o simplemente llegaron a la pubertad donde un novio pesa más que una amistad.A veces suelo ver algunas viejas amigas por los pasillos del colegio pero se siente como ver los recuerdos vagar por mi mente, aquellas tardes de verano cuando teníamos 6 años y salíamos a jugar al parque o los fríos inviernos como estos en los que solíamos hacer chocolate caliente, guerra de nieve o cazar los copos con la lengua afuera y los ojos cerrados deseando que la tarde no llegara a su fin.
Por más añoranza que tuviera hacia esos bellos recuerdos de mi infancia, sé que no volverán jamás pues todo en la vida pasa y el tiempo puede llegar a ser un adversario imposible de vencer, mucho menos de detener.
Un suspiro escapa de mis labios mientras la fría brisa golpea mi rostro. Empiezo a caminar sin prisa por las tranquilas calles de mi ciudad que a pesar de ser pequeña, parece sacada de una mágica historia pues tiene unas calles preciosas a las cuales envuelve un espeso bosque donde si prestas la suficiente atención, podrías escuchar como si las aves acompañaran tu camino con su cántico.
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Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestro © [EN PROCESO]
FantasiEntonces lo miré fijamente, sus ojos estaban llenos de lágrimas Y le dije: -¿Esto ya término? Y él con el corazón partido pero sin mostrar culpa alguna, me susurro al oído diciéndome: -¡Esto nunca existió! Ce...