7. La Disculpa

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Capítulo 7

Parpadeo, asimilando lo que terminaba por escuchar.

¿Chris está insinuándome salir con el? No podía negar que Christopher era increíblemente guapo al igual que Joel, no debería de estarlos comparando... es más no debería estar pensando en el después de todo.

Aplano mis labios sin saber que decir, dandole a entender que con esa expresión me había tomado por sorpresa.

—Tranquila, no te estoy pidiendo que salgamos ahora pero si que lo consideres —Me dice embozando una sonrisa con sus labios, asintiendo. Ese gesto roba mi atención sin duda no lo dejo pasar, ni siquiera me doy cuenta que estoy siendo obvia cuando centro mis ojos en los suyos siendo atrapada por el. No tardo en sonrojarme y esquivar mi mirada de la suya. Trágame tierra. Debe estar pensando que soy...

—¿Linda? —Lo escucho, se ríe al ver que me sorprendo— Te vez muy tierna cuando te sonrojas.

He pensado en voz alta.

—¡Chris! —Unas cinco chicas nos rodean e ignorando mi presencia le ofrecen volantes a mi acompañante. El las toma y lee en voz alta sobre el tradicional baile de Halloween que se celebrará este fin de semana en el salón de la facultad—. Estas invitado y si quieres puedo ser tu acompañante —Le pone expresión de gatito.

—De hecho ya la tengo —Responde, mirándome de reojo, vuelve a mirar a la chica que le había propuesto ir con ella—. Gracias por la invitación.

Las chicas dándome una mala cara se retiran para pasar a entregar los volantes a los chicos que se encuentran adentro en la cafetería. Chris y yo empezamos a caminar, el primero se ha ofrecido acompañarme a casa así que no me he negado.

Me río al recodarlo, el se da cuenta y me mira por unos segundos sin poder adivinar que está pasando.

—¿Que ocurre? —Pregunta,
sonando intrigado.

—Nada —Me hago la desentendida, no se si sea bueno decírselo.

Me observa suplicante, agarra la tira de mi cartera, sin darme cuenta me la quita y se la pone en su hombro, como si se tratase de una chica cargando su bolso.

—Si no me lo dices no te la regreso.

—No lo dice en serio.

—Me la llevaré a mi casa —Está preparándose para cruzar la calle, no lo dejo. Antes de que de su primer paso le jalo nuevamente a su lugar y le hago un ademán de que sigamos, riendo empieza nuevamente a caminar en la misma dirección y yo lo sigo. Su compañía está siendo divertida y me está gustando mucho.

—De acuerdo —Me doy por vencida, se lo tengo que decir—. Vi que tienes muchas pretendientes y no entiendo por qué rechazaste a una de ellas si están bien bonitas.

—Por que me gustas tú.

Me detengo, volteo a verlo sintiendo de la nada como mi corazón me palpita con fuerza y poco a poco va regresándose a su ritmo normal, ¿Que ha sido eso? Lo que ha dicho me a sorprendido tanto que acelero mi corazón.

Me aclaro la garganta mientras desvío la mirada y sigo caminando, evitando a toda costa que me mire, puedo sentir mis mejillas calentarse, debo estar más roja que un tomate.

LA PROMESA  (Joel Pimentel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora