17. La Discución

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( De Cero / Cnco )

Capitulo 17.

No contaba con esto.

Hago una señal para atraer la atención de un taxi pero estos al parecer no me ven o simplemente me ignoran porque acaba de pasar uno sin pasajeros. Esta noche mi suerte debió quedarse por allí, apoyando a los demás.

—Cobarde —lo escucho decir.

Volteo a verlo.

—¿Que has dicho? —Su cabello es un desastre, tan bien que se le veía peinado y ahora no hay rastro de esos rulos bien recogidos.

—Eres una cobarde.

¿Porqué me está diciendo esto? Tengo muchas ganas de llorar, el no sabe cómo me estoy sintiendo ahora mismo. Desvío la mirada queriendo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas, no quiero verme tan débil y mucho menos frente a el.

—Como digas.

—Tienes miedo a enamorarte de mi —No sé si fue una pregunta o una afirmación, cualquiera de las dos debería darme lo mismo.

—¿A que te refieres? —Se ve tan desesperado que estoy segura soltara algún comentario que me va afectar.

—Se que soy todo lo que una mujer desea en un hombre. Rico, guapo, inteligente. Así que es imposible no enamorarse de mi. —dice arrogante, con el ego por las nubes. El no es así, lo está haciendo a propósito.

Ruedo mi labio por mi boca en un intento de pasar por desapercibido mi irritación que esta creciendo dentro de mi gracias a sus palabras. Siento la boca seca y no creo que sea por deshidratación. De todas formas, ¿Como pudo ser dulce y caballero al principio, y ahora comportarse como un idiota? Me armo de valor y suelto lo primero que se me viene a la mente.

—Pues a mi no me gustas.

Voy a cruzar la calle hacia la otra avenida, tal vez allí si paren los taxis pero al dar el primer paso siento que rodean mi muñeca, deteniendo mi acción. 

—No irás a ningún lado —Da por hecho atrayendome muy cerca de el, puedo percibir su colonia tan cerca de mi nariz y un atisbo de querer rodearlo con mis brazos pasa por mi mente pero lo olvido brevemente—. ¿No te gusto ni un poco? —inquiere, para mi no pasa desapercibido el tono de su voz, triste, dolido. Su ojos no parecen tener intensión de dejar los míos hasta que conteste.

Si, me gustas pero tengo miedo.

Quiero retroceder y terminar con su cercanía, el hecho de que esté tan cerca está nublando mis sentidos. Su rostro está a pocos centímetros del mío y no puedo evitar bajar la mirada y centrarme en su boca. Sus labios están entreabiertos y se ven tan suaves como si de dos cerezas se trataran por ese color rojo natural que tienen. ¿Como no va a gustarme? Tenerlo tan cerca es una tortura para mis hormonas que gustan de el.

Cierro mis ojos en un intento de recuperar la cordura, debo irme ahora sin embargo no puedo alejarme, sus brazos me tienen encarcelada, adueñandose de mi cintura. En qué momento paso todo esto, mis manos tantean las suyas y me doy cuenta que me rodea con firmeza.

—Suéltame —le pido, Joel me aferra más a su cuerpo en mi intensión por zafarme.

—No —rechaza mi petición—. Quiero que me des una respuesta, ahora.

LA PROMESA  (Joel Pimentel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora