27. El cumpleaños de la Abuela

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Capitulo 27.


-¿No debería estar Joel aquí en vez de mi?

-No quiero que se ilusione si sale negativo.

-¡Ah, claro! ¡Y yo no importó! No importa que yo ya me haya hecho ilusiones -exclama Pau ofendida.

Le hago una seña de que haga silencio, no somos las únicas, algunas personas están en otros sillones esperando al igual que nosotras a los doctores de diferentes especialidades.

-Lo siento -murmura quedito, se acerca a mi y dice:- Pero si sale positivo desde ya tienes una niñera que lo cargara y jugará con el. Mi hermano ya tiene diez años y no quiere que vaya por el ni a la escuela así que, estaré gustosa de ser su tía consentidora.

Su últimas palabras me hacen reír, no sé qué haría sin ella.

Le voy a decir cuanto significa para mí tenerla a mi lado cuando se abre la puerta y llaman a mi nombre. El corazón se me detiene y me pongo de pie como un resorte, las manos me sudan, voy a dar un paso adelante cuando Paulina me agarra del brazo haciéndome saber que está allí y juntas entramos.

La doctora nos saluda y pregunta algunas cosas que no soy consiente de responder. Pau lo hace y yo no soy capaz de hacer nada más que mirar el sobre que tiene en sus manos.

-Bien, señorita Smith todo está bien, sus glóbulos rojos están bien -La mujer de avanzada edad se acomoda los lentes antes de verme y darme una sonrisa calida- Me habría gustado que su pareja también estuviera aquí para darles la noticia, de que van a ser papás. ¡Felicidades señorita Méndez!

El tiempo se me detiene.

Mi mundo se acabó, quiero desmayarme, quiero cerrar los ojos y al abrirlos darme cuenta que todo es un sueño. Sé que no es tan malo, un bebé como dicen es una bendición pero no es el momento, ¿Que haré, ahora que tengo un ser formándose dentro de mi estómago? Pronto mi abdomen crecerá y no me había puesto a pensar en eso, ¿Que dirán mis padres? Mi abuelo.

Luego de darle algunas indicaciones la doctora a Pau salimos de su consultorio, soy guiada por ella hasta el auto. No soy capaz de reaccionar aún, tampoco de conducir y ella se encarga, en el fondo le agradezco.

Al parecer no soy capaz de pensar en nada, tampoco de realizar nada.

Suelto un suspiro pesado cuando llegamos a mi casa, quiero quedarme por el resto de mi vida en el auto y no salir para tener que enfrentar a todos allá dentro. Pau me aprieta la mano y me dice que cuento con su apoyo para lo que sea, le doy una sonrisa triste, me acompaña hasta la puerta y me detengo, le aseguro que estaré bien, que tengo que ser valiente y hacerme responsable. Luego de darme un fuerte abrazo, se marcha.

Abro la puerta y mis pies se sienten pesados, no veo a nadie adentro entonces me apresuro a subir las escaleras antes que alguien me haga preguntas y no pueda responderlas.

-___ -Mis pasos se detienen. No, no podría ser justamente el-¿A donde tan de prisa? ¿Hmm? -lo escucho, su tono como siempre, suave, tierno, su mano toma la mía y me hace voltear levemente hacia el.

No lo he visto el día de hoy, desde que sospeche sobre el posible embarazo empecé a evitarlo. No estoy segura si se habrá dado cuenta, desde que llegaron sus papás de viaje pasa menos tiempo en casa. Quiero acariciar las ondas de su cabello como las otras veces, acostarme a su lado y entrelazar nuestras manos mientras miramos algo. Lo extraño mucho.

LA PROMESA  (Joel Pimentel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora