Capítulo 20Nunca había amanecido de tan buen animo como hoy, odiaba madrugar y como las clases de la Universidad son en la mañana no había día que maldijera tener que levantarme. Pero hoy era diferente, con solo recordarlo no puedo evitar curvar los labios hacia arriba y suspirar mientras me dejo caer de nuevo en el colchón. Tampoco me había parecido tan irreal algo, hasta que lo estoy viviendo yo misma. No quiero sonar cursi pero es como un sueño. Anoche no pude dormir debido a todas las cosas que habían pasado, todo me daba vueltas y quería verlo nuevamente pero me conformaba al saber que estaba a metros de aquí.
Dejando de lado todos esos pensamientos me pongo de pie y busco la toalla para bañarme, unos minutos más tarde estoy vestida y con el cabello húmedo, quiero secarlo un poco para amoldar las puntas y poder verme mejor. No puedo descuidar mi imagen y ahora menos que soy novia de alguien.
Bajo las escaleras para dirigirme hacia la cocina y me extraña no encontrar a nadie, normalmente Mery se levanta las seis y media pero hoy parece que se le pegaron las colchas. Echo un vistazo al reloj sobre la encimera y aprecio las seis y veinte, es obvio que no hay nadie porque es demasiado temprano. Busco el jugo de naranja en la nevera y cuando voy a sacar un poco en un vaso la puerta principal se abre y escucho a alguien entrar. No me hace falta adivinar para saber quién es, los tacones resuenan por la sala. Restándole importancia sigo en lo mío cuando escucho que empuja la puerta del comedor.
—¿Y a ti que bicho te pico? ¿Porqué estás levantada tan temprano? —la escucho detrás de mi.
Saco una tostada y la unto mantequilla. No voy a dejar que me arruine la mañana.
—Hoy tengo lección y debo irme temprano —le comento sin mirarla. De reojo la veo jalar una silla y sentarse cruzando las piernas. Chasquea la lengua y se que lo que va decir no me va a gustar, conozco su actitud.
—Raro. Eres tan holgazána que hasta en los exámenes te vas tarde.
Dejo el cuchillo a un lado y levanto la cabeza para mirarla, ¿Porque es tan despectiva conmigo?
—¿Porque eres así? —le reclamo.
Mi madre agarra la tostada y se la come, encogiéndose de hombros.
—¿Así como?
—Asi, tan mala. Nunca me has dado cariño, ni siquiera un abrazo de madre me has dado. Si no fuera por mi abuela no sabría que es el abrigo de una madre. —al terminar se me quiebra la voz y tengo los ojos nublados por las lágrimas. Esto siempre es un tema que duele por eso prefiero evitarlo y por ello evitarla a ella pero hay veces que no aguanto y quiero sacarlo todo, decirle en la cara que siempre a sido una mala madre.
No contesta, se queda en silencio mirándome, supongo procesando lo que le acabo de decir y por un segundo pienso que he dado en el clavo y pueda darse cuenta de que a estado actuando mal sin embargo esa esperanza se va cuando empieza a carcajearse como si le hubiera dicho un chiste.
Una vez más mi corazón se rompe.
—¿Y tú crees que yo quería ser madre? —suelta con una frialdad que termina por herir por completo mi corazón.—. Te lo he dicho mil veces y te lo vuelvo a decir ahora: Me case con tu padre porque estaba embaraza de ti. A el, ni a ti, nunca los quise. Así que deja de ser tan dramática.
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LA PROMESA (Joel Pimentel)
Teen FictionEl Abuelo de mi futuro esposo y mi Abuelo pensaron que sería una buena idea entrelazar la vida de sus dos nietos por medio del Matrimonio, digamos que... para reforzar su amistad. Puedo imaginar a mi abuela darme un buen golpe en la cabeza por burl...