Capitulo 28.Joel nota la lucha interna en mi mirada y me tranquiliza cuando entrelaza nuestros dedos.
—Sabes que puedes confiar en mí —dice.
Una vez más, me armo de valor para prepararme y soltarle, se que juntos hallaremos una solución.
—Yo, estoy... —El timbre de su celular me corta, me quedo en silencio viendo como suelta gentilmente mi mano, luego de articular un "espérame", coge el aparato para contestar la llamada.
Tal vez sea una señal.
—¿Que pasó? ¿El vino? Si, si los lleve todos... —escucho la bocina de su celular pero no logro entender lo que dice la persona de la llamada—. Está bien, ahora mismo iré por ellos... No, no te preocupes yo mismo me encargaré —la llamada se termina y su cálida palma se adueña de la mía para dejar un casto beso sobre ella—Perdoname, ¿Me lo puedes decir luego? Gabriel se olvidó de llevar el vino y tengo que ir por el a la bodega, ¿Te veo adentro?
Le doy una sonrisa y asiento, su mano se eleva y acuna mi mejilla, reparte caricias con su pulgar antes de quitarla y darme una última mirada para después salir del auto y perderse en la gran puerta de su casa.
Su casa.
Ahora que lo recuerdo es la primera vez que vengo aquí, su familia ha regresado de viaje y me pregunto, ¿Joel porque no se fue con ellos? Estuvieron fuera del país al menos por tres meses, si él se habría ido, esta noche sería la segunda vez donde lo vería después de aquella noche donde nuestros padres sellaron el compromiso y todo empezaría como al principio. No estuviéramos juntos, apenas conociéndonos.
No nos habríamos besado en esa fiesta y no habría pasado nada de esto.
Desearia tener un super poder y regresar al pasado, esperar hasta casarme, total ya quedaban tres meses. Pero no, la señorita se dejó llevar por sus instintos, como ahora; estaba a un milímetro de lanzarme a el y besarlo, pero no, ni siquiera un beso de despedida me dio.
Debería ir adentro y asaltarlo, llevarlo donde no haya nadie y robarle todos los besos que tenga hasta cansarme. Sin embargo no quiero parecer un chicle pegada a el, ¿Será que son los síntomas del embarazo o me estoy volviendo demasiado intensa? Espero que sea lo primero. Sin esperar más, salgo del auto, camino hacia la entrada y me sorprende la cantidad de personas que están en la fiesta. Pensé que era una reunión en familia pero me equivoque, la celebración es en grande. Me felicito internamente por el esmero que puse al arreglarme, se que no fue mucho pero me gustó demasiado cuando me vi frente al espejo, no puedo dejar que ninguna chica me intimide aunque se miren como modelos de Victoria's Secret.
¿Y si voy a meterme a cualquier rincón mientras me bebo un vino? Espero que nadie note mi presencia, solo que en vez de vino serán dulces. Si, debo ser consciente de mi estado. ¡Oh, mierda! Me siento tan pequeña frente a ellos que parecen medir más de uno con setenta. Su abuelita y yo creo que somos las más bajitas de la fiesta, bueno al menos no soy la única. Luego de saludar a sus padres, conocer a sus hermanos y felicitar a la cumpleañera me decido por ir algún lugar donde sentarme, donde estar a gusto fuera del bullicio que se encuentra adentro, me decido por ir al jardín mientras como algo y espero a Joel.
Al salir me encuentro con unos salita de sofás debajo unas palmeras, pienso si sería buena idea quedarme allí, cualquiera que salga a tomar aire observaría a una chica antisocial sentada en uno de los sillones alejada de la fiesta, no quiero que piensen eso de mi, tampoco como prometida del nieto de la cumpleañera dar esa impresión. Echo un vistazo al frente, más allá del pasillo hay un sillón colgante detrás de unos rosales, creo que sería mi escondite perfecto para quien no tenga idea de salir a dar una vuelta.
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LA PROMESA (Joel Pimentel)
Ficção AdolescenteEl Abuelo de mi futuro esposo y mi Abuelo pensaron que sería una buena idea entrelazar la vida de sus dos nietos por medio del Matrimonio, digamos que... para reforzar su amistad. Puedo imaginar a mi abuela darme un buen golpe en la cabeza por burl...