23. ¿Condones?

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Capítulo 23

—¿Puedo pasar?

Asiento y me hago a un lado para que entre.

—Lo siento por lo de hace rato —empieza, sentándose en la orilla de mi cama—. Todavía seguía enojada.

Cierro la puerta detrás de mi sin saber si quedarme allí o acercarme, elijo la primera para no incomodarla. Sus ojos recorren la habitación y se percata de las maletas, busca mi mirada y antes de que yo habrá la boca, ella se adelanta.

—Yo no besé a Christopher, el lo hizo pero me separé de inmediato —se pone de pie y camina hacia mi. Yo me quedo estático sin saber que hacer, no tenía ni idea de que ella vendría aclararlo—. Te lo iba a contar pero lo de mi mamá me hizo olvidarme y mientras tanto otro se adelantó y te lo contó mal.

Se detiene frente a mi y toma mis manos, su toque manda corrientes eléctricas a mi cuerpo que la suelto de inmediato y me alejo de ella.

—Lo siento Joel, he sido tan injusta contigo. —sus palabras me toman por sorpresa pero no volteo para mirarla. Es aquí donde me tengo que hacer de rogar, ¿no? Un poquito—. Pero, te quiero, es a ti a quien quiero. Y me mata la idea de que estemos así o que pienses irte —. Sus últimas palabras apenas las escucho por lo inquebrantable que suena su voz.

Pero las otras han hecho que se me estremezca el cuerpo y que mi corazón empiece a latir con fuerza en mi pecho. ¿Ella está segura de lo que está diciendo?

Esta vez sí doy la vuelta para mirarla, sigue de pie en el mismo lugar que la dejé y luce tan indefensa que me dan ganas de abrazarla y decirle que todo estará bien sin embargo parece que me dejo doblegar muy fácil por ella.

—¿Te gusta? —pregunto.

—¿Qué?

—Christopher. Sé que tenían un poco de conexión.

O quizá más de la que debería, tan solo pensarlo me esta haciendo enojar. ____ suelta una risa y se acerca nuevamente hacia mi, ¿qué? No dije ningún chiste para que se ría.

—¿Conexión de amigos? Con el, tengo eso, nada más. —responde, su cercanía me parece peligrosa.

—Y conmigo, ¿qué conexión tienes?

Sus manos se pasean por mi playera, sus dedos se enredan con los míos y los entrelaza fuerte, su toque se siente tan bien que no quiero que se aleje, ella sabe lo que está haciendo. Me mira, los segundos pasan, quizá horas y en un jalón me tiene inclinado hacia ella, se aprovecha de la distancia y deja un beso tronado contra mi boca.

—Está. —dice, siento sus dedos picar mi nuca, ¿En qué momento sus manos apresaron mi cuello?

Estoy sorprendido sin embargo sonrío, debo parecer un tonto.

—¿Me perdonas? —pide, con esos ojitos de cordero que nadie podría negarse.

—Eres una manipuladora. —le pico las costillas, rodeo con mis manos su rostro y cierro las distancias que me separan de ella—. Pero así me gustas. —susurro antes de pegar mi boca contra la suya y rozar nuestros labios, quiero expresarle el intenso anhelo que tengo de volver a besarla, dejando un beso en su frente y en cada una de sus mejillas. ____ sonríe cerrando sus ojos y su agarre en mi cintura se aprieta, se que está ansiosa igual que yo.

LA PROMESA  (Joel Pimentel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora