Capitulo 10

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LOS DESTERRADOS

Abro los ojos al escuchar pasos y voces acercarse al árbol en el que me he metido.

A pesar de que la pata trasera derecha me duele como mil demonios, me obligo a ponerme en posición para saltar en caso de que necesite defenderme.

- Koga, ¿Estas seguro de que no pasa nada por descansar aquí?

- Claro que no, no molestamos a nadie 

Escucho unos pasos acercarse a la entrada del árbol y veo una cabeza asomarse para mirar. Al verme, veo como se hecha para atrás algo asustado

- ¡Oye Koga, aquí hay alg...

No acaba la frase, ya que he saltado directa a su cabeza y se la he arrancado de un mordisco.

Me giro para mirar cuantos hombres hay, y me sorprendo al encontrarme con un grupo de unas 30 personas. Gruño mientras noto como la sangre me resbala por la barbilla. Me relamo el hocico y reprimo un gruñido de dolor al notar la bala aún incrustada en mi pierna.

Uno de los hombres se acerca al que parece ser el jefe sin sacarme el ojo de encima

- Koga... eso no es un perro normal... y ademas, está herido... podemos...

- No podemos nada Jason... no es un perro, es un lobo... y tampoco es un lobo normal... y aunque quisieras atacarla, te digo yo que antes de que parpadearas, tu cabeza ya no estaría sobre tus hombros

El que se hace llamar Koga da un paso al frente y me rodea lentamente hasta llegar a mi lado derecho para ver la herida

- Eso te tiene que doler... déjame ayudarte

Giro la cabeza en sus dirección y clavo mis ojos en los suyos. Veo como sonríe y se agacha de rodillas

- No voy a hacerte nada, solo voy a tratar tu herida

Me giro sobresaltada y gruño poniendo todo mi cuerpo en tensión al escuchar que alguien se mueve. Diviso a un hombre con un rifle que ha sacado de su espalda. Gruño y erizo mi pelo amenazadora-mente mientras enseño mis colmillos.

- Marcos... si quieres seguir viviendo... será mejor que bajes el arma... dejad todos vuestras armas en el suelo...

Veo como los 30 hombres sacan sus armas y las depositan en el suelo. Me relajo un poco, pero sigo teniendo los músculos en tensión, creándome oleadas de dolor en la herida de bala.

- No te harán nada... ahora, por favor, déjame ayudarte.

Me giro hacia Koga y le miro. Me tumbo lentamente mientras reprimo gruñidos de dolor. Koga se acerca lentamente a mi pata derecha y la examina. Le veo observarla con cuidado.

Gira la cabeza lentamente y mira a sus hombres

- Id a comprar agua oxigenada y vendajes.

Dos hombres salen corriendo haciendo que me tense. Koga se gira hacia mi y me sonríe.

- Tranquila, enseguida podrás irte

Le miro a los ojos... y entonces lo veo, el no es un simple humano como el resto... el es uno de los míos.

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