-La señorita de la Cruz , está aquí -anunció un mayordomo mientras Eve y su invitado estaban con los arreglos finales de su atuendo.
-¿Listo? -preguntó Evan al ver nervioso a su amigo.
-Creo que sí -sonriendo sus tripas.
-Vamos entonces.
Saliendo de su habitación y viendo a su novia parada ahí esperando a por él, con porte regio y señorial.
-¿Cuándo ocurrió ese cambio? -anunció su presencia, llamando la atención de la chica que sostenía su clutch plateado mirando el hall de la casa de su novio -, ¿la novia esperando que su novio baje..?- haciéndola reír y acercándose para besarla -, estás guapísima.
-Desde que entramos en el siglo XXI -aceptando su afecto.
Eve nervioso acomodó su ropa y se giró para ver a su amigo.
-Mira, quiero presentarte a Lino Álvarez
-¿Lino? -se emocionó ella alterando los nervios de su novio -. También me llamo así, bueno -calmando su emoción -. Mi mamá me llamaba Lina cuando era pequeña -, pero le emocionaba saber que compartía algo en común con el casi hermano de Eve.
-Lino -dijo Eve -, te presento a mi novia: Marina Paulina de la Cruz, mi prometida.
-Hola. Encantado -acercándose para darle dos besos en lugar de aceptar su mano -. Pero por favor, somos casi familia -abrazando a la cohibida chica que está vez llevaba un vestido Dior negro con escote palabra de honor con mangas tres cuartos con una falda con vuelo por debajo de la rodilla. -¿Vamos? Nos están esperando.
La chica caminó del brazo que el rubio le ofreció hasta la salida y la ayudó a subir a la camioneta que esperaba a por ellos. Mientras se dirigía a abordar por la otra puerta, está vez su amigo lo ayudó y antes de abrirle la puerta le dijo aliviado:
-Gracias. Para mi es importante que lo hayas dicho.
-Por eso somos amigos -solicitando su mano para abordar de una vez.
Era grande el salón. Grande lámparas de luz amarilla con las cortinas beige y azul medianoche generaban un ambiente íntimo y elegante.
La gente bailaba y se reunía en pequeños grupos para charlar. Thomas y Bruno veían entusiasmados el lugar, el primero porque hacia años que no asistía a un baile y el segundo porque jamás había presenciado uno con tal majestuosidad que creyó que ya no había eventos así, se había equivocado.
-Aún no ha llegado -dijo Bruno tras echar un vistazo.
Y entonces todos se detuvieron al ver a un rubio llegar caminando detrás de los novios, mirando a todos sitios, tratando de encontrar a alguien conocido. Llevaba una pajarita de chanel italiano rojo moteado sobre una camisa blanca y un traje azul francés que lo hacía ver un poco más alto hecho a la medida en una sastrería de Londres. Su cabello esponjado generado por remolinos dorados iluminaba su rostro pálido.bruno sonrió y llevó su mano hacia la de él.
Sus miradas se cruzaron. El moreno se detuvo a admirarlo, era guapísimo y el corazón de Evan se detuvo al volver a ver esos ojos. Evan miraba ocasionalmente a Bruno, tenía su pajarita, eso lo había feliz, demasiado, tanto que ignoraba la charla en la que Everett lo tenía enfrascado con otros amigos de la beneficencia que habían asistido a la cena.
-Amo tu pajarita. ¿Es chanel? -frotando la pajarita para sentir el tejido.
-Italiano -ignorando a George -. Lo mandé a pedir de una boutique mejicana.
-Pues me encanta.
-Sí -desviando la mirada hacia la entrada, ahí vio que su hermano mayor llegaba junto a su esposa y...
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El Último Chico
RomanceEl amor no ocurre sí no se puede culpar al destino; si no puede ser como en los cuentos de hadas. Tampoco ocurre al compararlo con la realidad, que está sobrevalorada, como lo hacía Evan. Que no se creía que las miradas que cruzas con alguien en cu...